QUEBRADERO

Los van a expulsar

Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Javier Solórzano Zinser *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Con el futuro presidente de EU no se pueden dejar sus palabras en suposiciones. Insistimos en que sobre advertencia no hay engaño, todo apunta a que el presidente cumplirá buena parte de lo que le ha prometido a sus votantes.

Si no hace todo lo que quiere se va a deber a que es materialmente imposible, pero todo aquello que esté a la mano lo va a cumplir por más que se planteen razones sobre las consecuencias que tendría que Trump aplicara muchas de las medidas que ha planteado.

No fue casual que Justin Trudeau saliera materialmente corriendo desde Canadá hasta Florida para verlo, algunas versiones apuntan a que no había un encuentro pactado. La razón es que el primer ministro canadiense sabe que muchas de las cosas planteadas se pueden cumplir, pero también le queda claro que cada vez hay más presión interna en su país, porque está más presente la influencia de Trump, como forma de ver el mundo y por algo que llamaremos el estilo personal de gobernar.

El Gobierno mexicano debe tener atención y cuidado con las eventuales deportaciones. El asunto pasa por diversas vertientes entre las cuales destacan los rompimientos familiares que se pudieran presentar entre miles de familias mexicanas. Hay una nueva generación de origen nacional que ya nació en EU; sin embargo, sus padres nacidos en México por más que lleven mucho tiempo en el país probablemente serán sujetos de expulsión.

Trump está dispuesto a echar a andar todos los instrumentos a su alcance para que, desde el día de su toma de posesión, tome medidas drásticas contra los migrantes. Muchos paisanos están en vilo, saben que pueden efectivamente expulsarlos, lo cual traerá efectos sociales, y quizá protestas en las calles.

Los mexicanos en EU son cada vez más importantes. Se han ido organizando de manera estructurada y efectiva. Es cierto que muchos de ellos no comparten ahora la idea de que entren más mexicanos a EU; sin embargo, no es el momento para detenerse en ello y lo saben, están entrando en una etapa en donde materialmente tienen que correr por su vida.

Ante esta eventualidad el Gobierno mexicano tiene que buscar una respuesta inmediata que parta de intentar entenderse con alguien con quien es difícil entenderse, pero sobre todo, hay que buscar la manera de ver qué vamos a hacer con la gran cantidad de mexicanos que eventualmente sean expulsados.

Los gobiernos de nuestro país se la han pasado reconociendo a los paisanos y, sobre todo, a sus remesas. En muchos casos han jugueteado con el discurso diciendo que el dinero tiene que ver con las políticas internas, cuestión que no tiene nada que ver con las remesas.

El dinero que se envía es eje fundamental en la economía de millones de familias en nuestro país. A pesar de ello, poco o nada se ha hecho en defensa de los connacionales y poco o nada se ha hecho en su defensa por más que los cataloguemos de héroes. A la mera hora han terminado quedándose solos en Estados Unidos, muy lejos del amparo y la protección que deberíamos ofrecerles.

Estamos en el umbral de uno de los pasajes más complejos de la relación con EU. El tema migrante va por delante y lleva de la mano al fentanilo. Canadá no va a ser necesariamente nuestro aliado, está de más recordarle a los canadienses que México desde 1994 buscó la manera de que formaran parte de un tratado comercial trilateral.

Canadá y EU irán, cada uno por su parte, defendiendo sus intereses. Tenemos que defender a los migrantes y defender nuestros intereses buscando la fortaleza de un tratado comercial, pero pensar algo más con los vecinos que tenemos, más vale adelantarnos y saber que no va a pasar.

RESQUICIOS.

Se está discutiendo el presupuesto en comisiones. No hay signos de que se vayan a escuchar voces contrarias y propuestas al documento. Cómo en pocas ocasiones, estamos en la imperiosa necesidad de escuchar otras voces, pero nos tememos que estamos en el voy derecho y no me quito y que no le quitarán ni una coma al documento.

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