Los hombres blancos fue uno de los grupos que votaron por Trump en las elecciones recientes. Estos hombres son en su mayoría seguidores de Joe Rogan, Elon Musk, Andrew Tate y personalidades similares que, entre otras ideas, sostienen que los hombres están en crisis porque han cedido su poder frente al crecimiento económico y político de las mujeres y los arengan para que reafirmen su masculinidad.
Parece ser que hay una generación de hombres resentidos porque se han quedado atrás en el ámbito escolar y laboral de acuerdo a estadísticas recientes: sólo el 42 por ciento de los norteamericanos entre 18 y 24 años termina una licenciatura. Desde 2019 hay más mujeres que hombres con educación universitaria en el mundo laboral. A pesar de los cambios sociales, culturales e incluso económicos, que han puesto a las mujeres en un mejor lugar, la narrativa dominante sigue sosteniendo que una mujer debe estar con un hombre más exitoso que ella y que si es al revés, el hombre se sentirá devaluado. Algunas investigaciones sugieren que los hombres son más felices cuando las mujeres aportan el 40% del ingreso familiar. Si el porcentaje es mayor, les produce ansiedad.
La popularidad del próximo presidente de Estados Unidos entre los hombres jóvenes es cuando menos preocupante, por tratarse de alguien que está en contra del aborto, acusado de violación y otros crímenes, y famoso por su abierta misoginia y racismo.
Plazo cumplido y nombres
Aunque las mujeres son cada vez más exitosas, la creencia de que el hombre tiene que ser más exitoso que ellas incide en que la Generación Z sigue esperando que los hombres paguen la cuenta. Estas circunstancias han dado lugar a reacciones como el fenómeno de las tradwives, que se pronuncian contra el feminismo: amas de casa que eligen someterse, que no valoran la igualdad en el hogar y que prefieren los roles de género tradicionales. Para los hombres con poder económico este movimiento representa la fantasía de la esposa sumisa, pero al resto los deja fuera de cualquier posibilidad de conseguir pareja.
Al parecer, parte del éxito de Trump entre los votantes jóvenes blancos, fue su aparición en foros que promueven la masculinidad y que son abiertamente hostiles hacia las mujeres, describiéndolas como cazafortunas (gold diggers), obviamente hostiles hacia el feminismo. Algunos se identifican como incels, (célibes involuntarios) que se declaran incapaces de tener relaciones románticas o sexuales con mujeres y que hacen apología de la violencia contra ellas.
Donald Trump se sentó con por lo menos ocho conductores de podcasts, todos hombres de menos de 35 años, representantes de la llamada manosfera (manosphere) asociada políticamente con la alt-right o derecha alternativa y con la extrema derecha.
Por su parte, muchas mujeres han reaccionado al triunfo de Trump con pánico. Muchas han decidido dejar de salir a citas y algunas hacen votos públicos de celibato, como una forma de protegerse de la misoginia y como una declaración de autonomía sobre sus cuerpos. Muchas mujeres se manifiestan desilusionadas con el matrimonio heterosexual y depositan su enojo en los hombres como si fueran un grupo homogéneo.
La decisión de la Suprema Corte en 2022 de anular la sentencia Roe vs. Wade, que puso fin al derecho constitucional de abortar, es uno de los argumentos de grupos de mujeres que se han radicalizado y que proponen (como el movimiento surcoreano 4B) no salir a citas, no casarse, no tener sexo ni tener hijos con hombres.
La definición de masculinidad que sigue sosteniendo que el hombre debe ser el proveedor principal, se mantiene casi intacta a pesar de todos los cambios ocurridos durante los últimos 60 años. Urge una narrativa que no sea de suma cero, en la que las mujeres ganen pero los hombres también, en el trabajo, en las relaciones amorosas y en la familia.
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