PESOS Y CONTRAPESOS

¡Metido hasta la cocina! (bis)

Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Vimos (https://www.razon.com.mx/opinion/2024/12/02/metido-hasta-la-cocina/), que al gobierno lo tenemos metido hasta la cocina, obligándonos a conductas que no debe obligarnos, prohibiéndonos conductas que no debe prohibirnos, y castigándonos por conductas que no debe castigarnos, todo ello propio del Estado de chueco.

Además de obligar a conductas que no debe obligar, de prohibir conductas que no debe prohibir, y de castigar conductas que no debe castigar, el gobierno hace cosas que no debe, porque no tienen que ver con su legítima tarea, provisión de seguridad e impartición de justicia. Cuando el gobierno hace cosas que no debe cobra más impuestos de los que debe y todo lo que cobra de más es una expoliación legal.

Clara Brugada, jefa de gobierno de la Ciudad de México, manifestó su intención de recrear La Quebrada de Acapulco en el Zócalo capitalino, con la intención de que los capitalinos veamos a los famosos clavadistas. Mejor muestra de que el gobierno hace cosas que no debe, de que está metido hasta la cocina, de que cobra más impuestos de los que cobraría si se limitara a la realización de su legítimas tareas, no puede haber. ¡El gobierno promotor de espectáculos!

En el anterior Pesos y Contrapesos dedicado al tema del gobierno metido hasta la cocina, vimos cómo se prohibe, a nivel constitucional, la producción, distribución y venta de cigarros electrónicos y vapeadores, con la intención de evitar su consumo y el daño que le provoca a quienes los consumen. Se trata del gobierno ángel de la guarda, cuya intención es (¿lo consigue?), preservarnos de todos los males, incluidos los que nos hacemos a nosotros mismos, gobierno ángel de la guarda que viola el derecho a la libertad individual.

Por su parte la intención del gobierno capitalino de recrear en la Ciudad de México La Quebrada de Acapulco es un buen ejemplo del gobierno hada madrina, cuyo propósito es (¿lo logra?), concedernos todos los bienes, incluidos los que debemos procurarnos nosotros mismos, como es el entretenimiento y la diversión, intención que viola el derecho a la propiedad privada, porque el gobierno cobra impuestos para destinarlos a tareas que nada tienen que ver con su legítima función, la relacionada con la provisión de seguridad y la impartición de justicia.

¿Cuánto nos cuesta, en términos del respeto al ejercicio de la libertad individual (las conductas que nos prohíbe y no debería prohibirnos), y del uso de la propiedad privada (los impuestos que nos cobra y no debería cobrarnos), el gobierno ángel de la guarda, que pretende preservarnos de todos los males, incluidos los que podemos hacernos a nosotros mismos, y el gobierno hada madrina, que pretende concedernos todos los bienes, incluidos los que debemos procurarnos nosotros mismos?

¿Cuál es el único mal del que debe preservarnos el gobierno? La injusticia: la violación de nuestros derechos. ¿Cuál es el único bien que debe concedernos? La provisión de seguridad y la impartición de justicia: prohibir y prevenir la violación de derechos y, de fallar, castigar al violador y obligarlo a resarcir. Gobierno que se limita a estas tareas es un gobierno gobierno. El problema es que hoy los gobiernos pretenden ser desde ángeles de la guarda hasta hadas madrinas. ¿Resultado? Gobiernos hipertrofiados y ciudadanos atrofiados.

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