El día de ayer rebeldes sirios tuvieron otra importante victoria conquistando, por lo menos momentáneamente, la ciudad
de Hama. Esto después de la rápida conquista de Alepo, la ciudad más poblada en Siria, la semana pasada.
Después de ya varios años sin acontecimientos significativos, los rebeldes han conseguido victorias decisivas en los últimos días, amenazando la permanencia de Assad en el poder y cambiando de nuevo el balance en la guerra civil siria que tiene ya más de trece años. ¿Quiénes son estos rebeldes y por qué decidieron emprender una contraofensiva ahora?, la respuesta está vinculada al cambio de fuerzas en Medio Oriente como consecuencia del enfrentamiento entre Israel y Hezbolá y a acontecimientos en lugares tan lejanos como Ucrania.
Hace trece años comenzó la guerra civil siria, un enfrentamiento entre el grupo en el poder, la minoría alauita de Assad (una rama del chiismo), y grupos sunitas y kurdos en el país, particularmente en el norte. La oposición al gobierno nunca estuvo unificada, pues incluso dentro de los grupos sunitas hay importantes diferencias; algunos están vinculados al régimen turco, otros a Al Qaeda, otros al Estado Islámico y algunos a Occidente. Quienes lideran la actual contraofensiva son rebeldes vinculados a Al Qaeda; sin embargo, casi todo el resto de los grupos rebeldes han decidido apoyar esta campaña militar para tratar de deshacerse de Assad, quien con ayuda rusa resistió el embate rebelde hace algunos años y utilizó armas químicas en contra de la población civil, y quien ha seguido bombardeando áreas que controlan los rebeldes sin cesar en los últimos años.
Murat y la 4T, el mundo al revés
La decisión de atacar a Assad tiene que ver con el cambio en el balance de poder, regional e internacional. Por un lado, Hezbolá, que junto con Assad atacara a los rebeldes asesinando a cientos de miles de civiles, se encuentra bajo las lonas, luego de que Israel eliminara a cientos de sus mandos, incluyendo a su líder Nasrallah, y a una buena parte de su infraestructura y armamento. Por el otro, los dos patrones de Assad, Rusia e Irán, tienen sus propios problemas. Con Putin distraído en la interminable guerra en Ucrania e Irán temeroso de la presidencia de Trump, y debilitado por el contraataque israelí, Assad no tiene a quién recurrir. Además, durante el último año, Israel ha atacado decenas de blancos en Siria para eliminar la fuerza armamentística de Hezbolá en este país y detener el traspaso de armas desde Irán. Es decir, que Assad no tiene dónde reabastecerse.
En Medio Oriente, cuando se desata un conflicto, hay siempre que esperar un efecto dominó, incluso en lugares inesperados. El balance de poder en la región ha cambiado; sin embargo, el resultado de esta guerra civil de más de diez años, que ha dejado más de medio millón de muertos y varios millones más de refugiados, es absolutamente incierto.