QUEBRADERO

Los migrantes de antes y los de ahora

Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Javier Solórzano Zinser *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Con Trump como eje de la agenda no se puede soslayar, como lo hemos venido apuntando, nada de lo que diga por más que parezcan baladronadas o provocaciones, nada debe pasarse por alto.

El eje del problema con la migración está en que para Trump los migrantes que llegaron siglos atrás a EU son distintos a los que están llegando ahora. A la migración actual la considera como un problema para su país por el perfil de quien entra hoy desde México a la Unión Americana.

Ha fortalecido el pensamiento de la llamada América profunda, la cual se ubica en el centro del país. Si con los demócratas, las cosas fueron diferentes, con Trump en el poder todo adquirirá otra dimensión, porque detrás de su presidencia se encuentra un auténtico apoyo popular.

El insulto que lanzó contra los haitianos que se encuentran en EU es la prueba de lo que piensa y el racismo que manifiesta con lo que dice. Estamos ante algo que verdaderamente cree y piensa sobre los migrantes, a quienes, en el fondo, más allá de racismo alguno, desprecia.

Estas consideraciones y muchas otras deben ser anotadas para el diseño de cualquier estrategia ante lo que muy probablemente será una expulsión masiva, por más que para muchos sea algo así como meterse un tiro en el pie.

Trump tiene en la mira a los migrantes porque en el fondo quiere tomar abierta distancia, en todos los órdenes, hacia Centroamérica, y particularmente con México. Algunas de sus estrategias políticas se concentran en el aislamiento y en dominio internacional; vamos al intento de una nueva versión del imperialismo yanqui.

Trump sabe que el mundo está cambiando de manera vertiginosa. Siria muestra lo que puede suceder en muchas otras naciones con mandatarios que se han eternizado en el poder y que van acumulando en su entorno una oposición cada vez más férrea, que además va desarrollando un encono y rabia social que los lleva a tomar cualquier tipo de decisiones sin importar las consecuencias.

Siria es importante en Medio Oriente y seguramente la crisis que está viviendo será un tema para tratar de extender sus dominios por parte del futuro presidente de EU. Sumemos a esto que el ahora expresidente se encuentra en Rusia, donde fue particularmente bien recibido, no es casual el gran apoyo que recibió de este país durante mucho tiempo.

Lo que pasa en Siria se suma a los cambios que se han venido dando en diferentes naciones. No queda claro qué pueda acabar pasando en países como Argentina, pero es evidente que Trump tiene en Milei un simpatizante y, sobre todo, a un fan.

En algún sentido, los muchos cambios que se están dando en el mundo, le convienen a Trump, porque se están presentando en el mismísimo momento en que él llegará a la presidencia de EU. Lo que quiere el futuro presidente es que su país sea el referente mundial. La geopolítica se está moviendo de manera vertiginosa en un momento particularmente benéfico para el estadounidense; va a tener enfrente muchas coyunturas con las que podrá negociar o arrebatar.

El futuro presidente ve a todos igual. Tiene particular atención con sus vecinos, pero en el fondo también los menosprecia, de nuevo, no es nada casual, que haya dicho que Canadá podría ser un estado más de su país, a lo cual ya después sumó al nuestro.

En medio de esto, la migración es importante, porque al amenazarlos y expulsarlos, pega en la mesa para que todos se den cuenta.

No pareciera que se la vaya a pensar dos veces cuando tome posesión. Podría expulsar a los migrantes, sin importar que sus hijos ya hayan nacido en EU.

Romper familias, lo cual poco o nada parece importarle. El problema es de todos, pero en todo ello nosotros vamos mano.

RESQUICIOS.

El Centro Católico Multimedial presentó su reporte 2024: Violencia contra sacerdotes, religiosos, instituciones de la Iglesia católica en México, es contundente al consignar que México es el país de América Latina más peligroso para ejercer el sacerdocio; está para revisarse.

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