Dicen que la derrota es huérfana y que a la victoria le sobran padres. Y por lo que se ve, la 4T se prepara para eliminar el exceso de liderazgos y apuntalar ciertos ejes del poder nacional.
Ruta que anuncia fricciones entre columnas que apuntalan el segundo piso de la 4T. De Palenque a Palacio Nacional se anticipan pulsos de fuerza, denuncias, reclamos y carpetas de investigación.
La herencia lopezobradorista y sus reformas estructurales a la Constitución, van más allá de complacer al arquitecto del Plan C.
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La imposición de nuevos —e inciertos— andamiajes institucionales a diestra y siniestra, acotan el margen de gobierno de la Presidenta Sheinbaum.
Para quien hoy ostenta la investidura es fundamental también ejercer el poder más allá de símbolos; es menester atajar cualquier atisbo de duda sobre el epicentro de las decisiones y los actores que las llevarán a cabo.
La bronca entre el senador tabasqueño, Adán Augusto López, hermano político del expresidente López Obrador, y el diputado zacatecano-chilango y lo que se ofrezca, Ricardo Monreal, probadamente leal a sí mismo, es apenas botón de muestra de lo que, al interior del Congreso, del partido y de las órbitas de la administración pública federal, comienza a hacer erupción.
Los temas para esta guerra de guerrillas con el sello 4T, no son el fondo, pero perfilan por dónde saldrán los misiles.
Dinero, cochino papel moneda tan necesario para construir cotos de poder, lealtades y ser temido por adversarios. Recursos públicos que, mal usados, pegan debajo de la línea de flotación cuatroteísta, la corrupción, la deshonestidad, el robo al pueblo y la traición a la causa.
Recortes de presupuesto, auditorías y revisión con lupa —y ganas de preocupar— en los cajones heredados, Senado y Diputados, escándalos mediáticos producto del cálculo y la guerra, no del azar, nunca es cosa de suerte.
Hace una semana, Martín Borrego, exjefe de la oficina de vinculación ciudadana de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, y la excanciller, Alicia Bárcena, tuvo que dimitir cuando se filtró que, cuando ocupaba el mismo cargo en la Secretaría de Relaciones Exteriores, pidió y utilizó el Munal para un evento personal disfrazado de asunto diplomático.
Dos meses transcurrieron sin que los buenos funcionarios públicos que acompañaron al diplomático de carrera a su aspiracional y secreto evento, denunciaran la engañifa, de la que aseguran, fueron objeto.
Aquello es el cobro de viejas facturas. Esa información estaba a resguardo en la Cancillería. De allá salió.
Cuando Morena hace lo que quiere sin que nadie se le oponga, la verdadera contención y combate cuerpo a cuerpo se da dentro de sus filas. Por un lado los leales, por otro los incondicionales. El año está por terminar pero los sismos en Morena, desde Palenque hasta Palacio, apenas comienzan.