Un banquete es una comida muy bien elaborada y con un sentido ceremonial, no es una comida común y corriente, es un festín de platillos, una celebración en la que los invitados tienen la posibilidad de acceder a sorprendentes y ricas cantidades de comida. El menú consta de cinco tiempos: aperitivo, entradas, plato principal, postre y café o digestivo.
En la escena política sucede de manera similar, el “banquete político” es el festín que se da en la intimidad de un grupo, entre correligionarios y compañeros, sin embargo al haber tales delicias en la mesa los comensales están tentados en pelear por los platillos que se servirán.
Esto le está pasando a morena el cual ante la ausencia de un enemigo en la mesa, ha hecho que peleen entre sí. Para entender el porque del pleito intestino entre Monreal y Adán veamos a detalle los tiempos de un banquete para conocerlos mejor.
El aperitivo es el inicio del festín. Cuando inicia un proyecto es donde se dan los primeros gestos de unidad o de alianzas, hay entusiasmo y cooperación entre los comensales, ya que la atención está en prepararse para el plato principal, todo es risas y felicidad.
Las entradas son el primer platillo, son una introduccion, aunque todavía hay una apariencia de armonía comienzan a surgir algunas diferencias. Aquí es cuando algunos de los comensales empiezan a observar quién tiene el mejor lugar en la mesa y quien puede pasarle los platos a los demás.
Plato principal, es el centro del banquete, aquí las tensiones empiezan a ser más intensas, los comensales compiten por los mejores cortes, los mejores platillos, las mejores bebidas y por centrar en si mismos la atención de la mesa. En política es donde se dan las luchas por el control del partido o los recursos, donde las ambiciones individuales empiezan a prevalecer sobre la unidad.
El postre, aunque es dulce este llega cuando muchos ya están satisfechos, para algunos un descanso al paladar y para otros un exceso.
El café o digestivo marca el final del banquete, es un momento para hacer sobremesa, digerir lo ingerido y para hacer los balances: quién ganó, quién perdió, y cuáles serán las consecuencias del festín. Aquí habrá quien se levante satisfecho y quien se retire molesto por no haber comido lo que el hubiese querido.
En el banquete político de morena, Monreal y Adán Augusto pelean por la simple razón de no tener con quien más pelear, no hay enemigos a la mesa, es entre ellos los que no permiten que la mayor parte del plato fuerte sea compartido entre los suyos. En este pleito por el festín salpicaron a la presidenta Sheinbaum, le mancharon el traje y los cubiertos que aventaron cayeron cerca de su plato. El llamado a la unidad se dio por instrucciones de la anfitriona del banquete, fue la secretaria de gobernación Rosa Icela Rodríguez la encargada de apartar a los comensales peleoneros y cerca de la puerta que lleva a la salida apretarles el brazo conminándolos a regresar a sus asientos abrazados y con una agradable sonrisa.
Ante la problemática que significa Trump, la inseguridad, el intervencionismo del mismo Amlo y la indisciplina de algunos gobernadores, lo menos que ocupa la presidenta es que los suyos se peleen, porque de seguir así el banquete político de morena no pasará de este sexenio.
Los morenistas no han llegado al plato fuerte, apenas van en la entrada y ya dejan ver que el resto de la comida será un campo de batalla en lugar de un convivio de amistad. De no serenarse, no llegaran ni a tomarse un carajillo como digestivo, al fin y al cabo hay muchos que desean sentarse en sus lugares, ahí está por ejemplo Alfonso Ramírez Cuellar en la Cámara de Diputados y en el Senado el mismo Fernández Noroña quien sacó mejores números en la interna que Adán Augusto.
Reenviado
“O se calman, o se van”
- pero presidenta no puede decir eso en público…
- ok entonces diré: “Son nuestros adversarios que hacen grande todo esto, pero hay mucha unidad en nuestro movimiento”