No se sabe a ciencia cierta exactamente qué es lo que va a hacer Donald Trump a partir del 20 de enero con la migración.
Hay claros indicios de lo que tratará de hacer en el corto plazo y mientras tenga capacidad de maniobra. Tiene la firme intención de expulsar al mayor número de migrantes, porque los considera parte fundamental de lo que llama el aprovechamiento y deterioro que han provocado en su país.
Los primeros días del gobierno de Trump van a ser atribulados y cargados de una verborrea contra los migrantes. Ha dicho que ya tiene la lista de migrantes que hayan cometido algún delito, son a los primeros que expulsará.
Limpieza en los casinos
Lo que no queda claro es la interpretación que se haga sobre el “delito cometido”. Para como es Trump, igual puede ser un migrante que se haya pasado un alto, que no haya pagado algún producto en algún centro comercial, o incluso que para llevar las cosas al límite, se haya robado un gis en alguna escuela.
Trump va a tener capacidad de maniobra por lo menos durante 100 días. Los demócratas le van a dar su bono democrático, porque llega con enorme poder a la Casa Blanca. Hoy está con mucha más fuerza que hace ocho años.
Se ha querido hacer ver en el Gobierno mexicano que Trump expulsó menos migrantes de lo que hicieron presidentes demócratas, se pone de ejemplo a Obama.
El asunto tiene diversas perspectivas. Si bien es cierto que desde Clinton existe una tendencia de expulsión migratoria, es importante considerar que buena parte de las expulsiones que presidentes demócratas instrumentaron fueron en la zona fronteriza. Trump los expulsó desde diferentes estados de EU, a pesar de que muchos migrantes ya llevaban un buen tiempo en el país.
Trump expulsó menos, pero también es cierto que lo hizo en zonas en donde algunos migrantes ya estaban asentados, a diferencia del gran número que expulsaron los demócratas quienes se encontraban en la zona fronteriza esperando la posibilidad de poder entrar a EU.
No tiene sentido tranquilizarse con la idea de que Trump expulsó menos migrantes. Los más de 150 mil que sacó del país se encontraban en muchos casos ya instalados, fue un golpe y un mensaje a la migración que se encuentra al interior de EU.
Estos días se han incrementado las caravanas desde el sur de México. Los migrantes quieren llegar para cruzar lo más pronto posible la “línea” bajo el supuesto de que podrían ser tratados de manera distinta, con la esperanza de que se puedan quedar debido a que entrarían al país antes de la llegada de Trump.
Al futuro presidente no pareciera importarle en lo más mínimo los miles de familias que podrían romperse. Ha dicho que para evitarse problemas los migrantes podrían llevarse a sus hijos, a pesar de que éstos hubieran nacido en EU. Trump ha llegado a plantear que buscaría cambiar las leyes respecto a la condición de nacionalidad de quienes nacen en EU con padres y madres migrantes.
A pesar de no saber qué se le puede terminar por ocurrir a Trump, es importante destacar que cada vez hay más signos de lo que se puede venir. La designación de su gabinete, las estrategias en Texas, los temores fundados de millones de migrantes en EU son manifestación de lo que inevitablemente se vendrá, a pesar de que hablen de que sería perjudicial para el país y su futuro presidente, a pesar de que digan que sería como dispararse en el pie y a pesar de que lo vean como un presidente que expulsó menos migrantes que otros.
RESQUICIOS.
La excomisionada nacional de búsqueda de personas Karla Quintana fue clave en el intento de cambiar los paradigmas de años sobre la desaparición de personas en México. López Obrador quería que se redujera el número de desaparecidos, cuando la terca realidad era inobjetable. Renunció y aguantó muchas de las cosas que se dijeron injustamente. La ONU ha reconocido su trabajo al nombrarla jefa de la institución independiente sobre personas desaparecidas en Siria; la teníamos, era nuestra y la dejamos ir.