ENFOQUE MANUAL

¿Hasta dónde te detienes?

Laura Garza
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Laura Garza *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Nos acercamos a fin de año y con ello a las reflexiones personales, y también las que nos exigen como sociedad y todo lo que pasa a nuestro alrededor.

Nuestro país y sus múltiples crisis, la política y sus pocos matices. La polarización social, la inseguridad que nos invade, que si los partidos del oficialismo o los de oposición, y luego los temas internacionales que si Trump, que si Maduro, que si Putin, que si Palestina, que si Israel.

Las reflexiones pueden ser interminables porque estamos inmersos en las distintas problemáticas todos los días, vivimos y convivimos con lo que nos atemoriza y lo que nos preocupa, como la llegada de más migrantes.

La semana pasada también les presenté una fotografía de migrantes y el frío que pasan en el camino, y hoy he vuelto a elegir una imagen tomada por un gran fotoperiodista mexicano y de Ciudad Juárez, José Luis González quien no ha dejado de documentar lo que pasa en su frontera.

Las caravanas que iniciaron desde principios de diciembre se han dispersado, han tenido que romper filas y continuar su camino de forma individual o en bajo perfil para no ser identificados por autoridades y maleantes.

Se dice que después de las advertencias por parte del gobierno entrante en Estados Unidos en materia de migración, han comenzado a aparecer autoridades en el camino al entrar a México, justo por donde cruzan migrantes de Centro y Sudamérica para detenerlos y amenazarles o advertirles, como usted quiera interpretarlo, de que si continúan su camino hasta Ciudad de México, siendo este su primer objetivo, podrían ser deportados, detenidos, secuestrados, asaltados por el crimen organizado o por “vaya usted a saber”.

Con más calamidades en el camino, hombres, mujeres y niños se han topado con un México que ha decidido poner límites y una mayor deshumanización en el trato a los migrantes.

Pero con todo eso, quienes tienen claro que llegarán a la Ciudad de México para de allí llegar a cualquier frontera con Estados Unidos, mientras esperan su solicitud de asilo, lo harán.

Esta foto es un reflejo de la fuerza, la valentía y el arrojo de todos los que han salido de sus países y cruzado caminando, en la mayoría del tiempo, distintas fronteras hasta llegar al Río Bravo y allí tener la suerte de “cruzar”.

Mire la imagen y piense en la distancia que ha caminado este joven que solo tiene una pierna. Imagine cómo tendrá las palmas de las manos al apoyarse en las muletas, cuánta fuerza tendrá en sus brazos y sus hombros, pero sobre todo, piense en cuántas veces tuvo que detenerse en el camino por no poder ir al mismo ritmo que los demás.

Se llama José Daniel y es venezolano, hasta el día de ayer se encontraba justo en las orillas del Río Bravo, con esto ahora puede imaginar distancias claras de inicio y fin.

Los colores del atardecer al fondo le dan el toque de fantasía de que aún sin tener un techo y un sillón en dónde descansar, la vida se encarga de mostrarnos su belleza. Porque los cielos nunca se pintan igual y no siempre nos causan suspirar con la esperanza de que el que sigue será mejor.

Así entre tierra y hierbas, los migrantes han hecho familias con desconocidos, y se han aferrado a como dé lugar por una vida mejor.

Puede que no sea el mejor ejemplo, pero si le digo que así vamos todos por un camino que a veces es árido y a veces rico como la arena; que muchos van con sus dos pies, y otros con solo uno, como José Daniel.

Pero se trata, en la mayoría del tiempo, aferrarnos a lo que queremos sin importar el cómo, y eso no asegura que todo será perfecto y a nuestra manera, ni mucho menos que no llegaremos cansados y con callos en las manos o en los pies, pero sí convencidos que dimos todo durante el camino, admirando el atardecer, que con cualesquiera que sean sus colores, nos harán suspirar con la esperanza de que el que sigue será mejor.

¿Hasta dónde te detienes?
¿Hasta dónde te detienes? ı Foto: Reuters / José Luis González
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