VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Irán, bajo las cuerdas

Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Después de que culminara la sangrienta guerra entre Irán e Irak (1982-1988) —que dejó medio millón de muertos— Irán, con nuevas energías, comenzó una larga aventura expansionista en Medio Oriente, invirtiendo una enorme cantidad de recursos para construir su infraestructura regional y cementar su poder. El régimen en Irán, que se piensa inscrito en la larga tradición histórica persa, ha buscado reconstruir el imperio que a su parecer merece.

La estrategia de Irán tuvo hasta el día de hoy dos ejes principales: por un lado, financiar y armar a una serie de proxies regionales —en Siria (Assad), Líbano (Hezbolá), Yemen (los hutíes) y en menor medida milicias proiraníes en Irak y Hamas en Gaza—; y, por el otro, construir un programa nuclear y acercarse lo más posible a elaborar una bomba atómica.

El pensamiento estratégico era que, al invertir en sus aliados, éstos llevarían a cabo sus designios, sin necesidad de que Irán estuviera directamente involucrado, y que la amenaza nuclear sería lo suficientemente aterrorizadora para disuadir a sus enemigos de atacarlo directamente y tratar de frenar su marcha hacia el sueño imperial.

Hace menos de un año, con Israel bajo las cuerdas, bajo ataque por varios frentes, parecía que el plan estaba dando resultados. Sin embargo, una serie de acontecimientos inesperados le dio la vuelta a la balanza. En Líbano, Hezbolá ha quedado tremendamente debilitado; no solamente terminó prácticamente rindiéndose ante Israel y aceptando sus términos en el cese al fuego de hace unas semanas, sino que ha perdido el control del sur libanés. Sin embargo, el verdadero golpe llegó en Siria con la caída de Assad.

Varios analistas han apuntado que el fin de Assad rompe con el corredor terrestre entre Teherán y Beirut y dificulta el paso de armas y recursos de Irán a Hezbolá. Sin embargo, para el régimen iraní, Siria era mucho más que un corredor. Se calcula que desde el inicio de la guerra civil siria Irán invirtió allí alrededor de 50 mil millones de dólares; financiando al gobierno de Assad, a su ejército e incluso a la población —proveyendo, por ejemplo, gran parte de la energía siria. Además, Irán invirtió en la construcción de unidades paramilitares y bases militares en el país. Todo esto lo perdió sin siquiera poder parpadear.

En cuanto a la segunda base de su estrategia, también ésta se derrumbó. Israel, al contrario de lo que calculaba el Ayatolá, bombardeó fuertemente cientos de blancos dentro de territorio iraní hace unos meses, no solamente rompiendo el aura de impenetrabilidad, sino dañando fuertemente su infraestructura de defensa y sus sistemas de misiles.

En noviembre llegó la cereza del pastel con los resultados de las elecciones en Estados Unidos. Según varias fuentes confiables en el círculo más cercano de Trump, éste está considerando seriamente un ataque estadounidense a Irán en 2025.

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