Por lo menos en los próximos tres años vamos a seguir bajo la idea de que para la clase gobernante las cosas van muy bien y para los críticos, oposición y miradas diferentes las cosas no son como apunta la narrativa oficial.
Mencionamos tres años, porque a mediados del 27 tendremos elecciones en diputados, lo cual podría llevar a una correlación de fuerzas con cercanía a los equilibrios, por ahora no se ve cómo eso pueda pasar.
Lo que esperan los opositores son los errores del Gobierno o que la ciudadanía, mayoritariamente morenista, cambie de parecer. Bajo los actuales escenarios la probabilidad es por mucho más alta de que Morena conserve la mayoría y se siga consolidando.
Lo que Merino dejó en el edén
Este 2024 es el año de la consolidación del proyecto de López Obrador. Quienes gobiernan se asumen como parte del proceso de la continuidad de lo que el tabasqueño hizo y deshizo en su sexenio. No cabe la crítica ni cabe el más mínimo señalamiento a lo que se ha hecho hasta ahora.
La Presidenta ha tratado de darle giros a los proyectos del tabasqueño. Si bien lo sigue de manera puntual, ella sabe que hay muchas circunstancias a las cuales se les tiene que dar un giro, porque están resultando en los hechos inoperantes.
Uno de los asuntos en los cuales se puede asumir aquello de que hay que tragar sapos es el nombramiento para un segundo periodo de Rosario Piedra al frente de la CNDH, quien presidía la comisión y sigue estando en ella por decisión o “sugerencia” del expresidente. El tema adquiere importancia, porque en el camino la Presidenta cambió de opinión, o tuvo que cambiar, debido a que siendo la candidata con menos merecimientos acabaron por nombrarla en las cámaras sin el más mínimo recato. Se habrán generado fuertes debates al interior de la mayoría, pero al final todos y todas, con excepción de Javier Corral, votaron en favor de la candidata sin merecimientos.
Nos detenemos en este tema, porque refleja el talante bajo el cual se mueve la mayoría. Ha sido una constante en el pasado sexenio y en lo que va de éste, no se puede disentir en las propuestas que dejó López Obrador.
Las cosas no van a cambiar. Van a seguir en el voy derecho y no me quito hasta que quien los quite sea la ciudadanía, lo cual se ve francamente remoto. Lo delicado de la coyuntura es que no se abre la posibilidad de intercambio de opiniones que permitan en la gobernabilidad moverse por derroteros que podrían ser útiles y positivos para el desarrollo del país.
Este 2024, a querer o no, Morena ya tiene una parte importante construida de lo que llaman el segundo piso de la 4T. Van a pelear los estados que hoy no gobiernan con enormes posibilidades de ganar. A esto sumemos que un sector de la oposición se ve hoy más cerca de Morena que de los partidos en que militan.
Van a encontrando “singulares salidas” a sus perspectivas, sin importar que sean genuinas o no. Van buscando acomodarse lo que coloca los escenarios aún más complicados para el pensamiento diferente.
No es casual que al interior de la mayoría a menudo se haga ver que si en algún momento necesitaban un voto más para aprobar las reformas en muy poco tiempo ya no lo necesitarán, debido a que tienen información de que muchos integrantes de la oposición se integrarán a Morena como va de hecho sucediendo a cuentagotas, pero de manera consistente.
2024 es el año del fortalecimiento del proyecto de López Obrador. El triunfo de Claudia Sheinbaum es el triunfo del expresidente, sin dudar que la Presidenta pueda tomar caminos propios. No hay manera de pensar, como ingenuamente se plantea, que pudiera romper con el pasado. Ella es el pasado, el presente y el futuro del proyecto del tabasqueño.
No les pudo ir mejor en el 2024 de lo que les fue.
RESQUICIOS.
Si no era en un cargo era en otro o en otro. Ésta es la ruta que siguió la próxima fiscal de la CDMX. ¿Qué hubiera pasado si la hermana del presidente del PRI o el PAN fuera nombrada fiscal? No es un asunto de capacidad, son principios.