En mi entorno se han recibido decenas de llamadas y seguramente en el suyo también. Muchas veces no solicitan dinero, sino únicamente datos. Es importante tener mucho cuidado, ya que con esa información que usted proporcionó sin darse cuenta, podrían robarle su identidad.
Y es que, ante la habilidad de estos delincuentes, cualquiera puede llegar a ser su víctima.
El 2023 cerró con un incremento del 128 por ciento en el delito de robo de identidad, según cifras del Consejo Ciudadano. El 62 por ciento provino del hackeo en redes sociales; 26 por ciento, del robo de información de celulares; y 2 por ciento, de clonación de tarjetas bancarias.
Lo que Merino dejó en el edén
Usted muy probablemente no sabrá que ha sido víctima de un robo de identidad, hasta que solicite un historial en el buró de crédito.
El riesgo de este tipo de fraude es que, con sus datos, pueden solicitar una tarjeta bancaria o un crédito para un automóvil, haciéndolo responsable de dicho pago.
Hay otras formas ingeniosas para extorsionar. Hablan diciendo que son de la compañía de seguros y que su póliza venció.
Si le ocurre algo a su coche, no se harán responsables hasta que se realice el pago correspondiente a la cuenta indicada.
También se están robando fotos, por ejemplo, de los perfiles de Facebook. Con la foto y nombre de una persona abren una cuenta de WhatsApp con un número cualquiera. Le empiezan a mandar mensajes a sus conocidos, cuya información pudieron haber obtenido desde cualquiera de sus redes sociales.
Las llamadas más difíciles de identificar como extorsión son aquellas en las que, utilizando Inteligencia Artificial, clonan la voz de un ser querido para realizar la llamada. En muchos casos, obtienen la voz a partir de audios publicados en redes sociales.
Sin embargo, el robo de identidad no siempre proviene de quienes consideraríamos el prototipo de delincuentes. Recientemente, personas que se sienten agraviadas —hombres y mujeres de “sociedad”, como suelen autodenominarse— han creado perfiles falsos en redes sociales de citas con la intención de perjudicar a otra mujer.
Éste es el caso de terceras personas que, movidas por el despecho, crean cuentas apócrifas en páginas de citas. Su objetivo es difundir la información personal de la víctima a un sinfín de personas. Más allá de esto, exponer datos personales, como fotografías de la persona afectada, de sus hijos y amigos, su número de teléfono y dirección particular, representa un enorme riesgo para la víctima. A través de una cuenta apócrifa como ésta, la persona cuyo robo de datos personales ocurrió puede quedar en la mira de delincuentes.
La falsificación de perfiles en redes sociales de citas, como Tinder, Bumble, Happn o Badoo, es un delito cada vez más común. Estas aplicaciones han hecho todo lo posible y trabajan constantemente para evitar el uso de perfiles apócrifos en sus plataformas, pero no han logrado erradicar el problema.
Con frecuencia, la persona a quien le han creado una cuenta falsa se entera del engaño al comenzar a recibir mensajes, muchas veces subidos de tono, de “supuestas conquistas”.
Violencia digital
Crear un perfil apócrifo robando información es un delito penal, ya que, además, se presta para que se cometan fraudes.
Pero no sólo se trata de extorsión; el daño hacia la persona a la que le han creado una cuenta falsa en estas aplicaciones puede ser mucho más grave. ¿Se imagina usted que su pareja aparezca en una página de citas como éstas?
Pueden pasar meses en que alguien se percate que le han robado la identidad y, para entonces, ya hubo malentendidos con familiares, amigos y hasta con la pareja.
A diferencia de las leyes que existen en contra de la extorsión que son todavía muy laxas, el robo de información para ponerlo en una página de citas es un delito penal.
La Ley Olimpia, que aplica a nivel federal desde el año 2021, es la que más se acerca para lograr una sanción, porque reconoce la violencia digital como una forma de violencia de género.
En la mayoría de los casos aplica cuando el delito es grave, como la difusión no autorizada de contenido íntimo y la invasión de la privacidad en plataformas digitales.
Aunque las penas oscilan dependiendo la gravedad del caso, la Ley Olimpia contempla sanciones de tres a seis años de prisión, y multas económicas para quien difunda o intercambie imágenes, videos o audios con contenido íntimo, sin el consentimiento de la persona.
Además, sanciona el ciberacoso y la invasión de dispositivos electrónicos con fines de obtener material privado.
Un estudio de la Universidad de Arizona calcula que de los 50 millones de usuarios que tiene Tinder, el 23.4 por ciento son perfiles falsos o bots, es decir, cuentas automatizadas.
Se calcula que 37.9 por ciento del tráfico mundial en la web la generan los bots, desafortunadamente, dicen que una cuenta falsa es difícil de detectar.
Aunque Match, dueña de Tinder y Meetic, asegura que elimina 96% de las cuentas falsas que detecta; el estudio de la Universidad de Arizona, en las que usó seis cuentas apócrifas para realizar la investigación, arrojó que sus perfiles tuvieron contacto con 146 bots de los 623 usuarios con los que interactuaron.
El estudio ofrece datos para detectar cuentas falsas; por ejemplo, dicen que un perfil falso, en promedio, llega a tener 60 contactos, cuando una cuenta real tiene más de 100; la mayoría tiene pocas fotos, cuatro como máximo, y no está vinculada con sus perfiles de Facebook e Instagram, pero puede llegar a tener múltiples ligas que direccionan a sitios web maliciosos.
Aunque Tinder y otras aplicaciones de citas tienen opción para denunciar cuentas falsas, debe ser la víctima quien personalmente debe responder un cuestionario para intentar eliminar el perfil falso.
Hay que recordar que no existe el delito perfecto. Para la policía cibernética es sencillo poder saber desde qué computadora se abrieron estas cuentas apócrifas, y se debe de actuar con todo el peso de la ley.
Ahora, los ciudadanos no solamente tenemos que revisar constantemente nuestro historial en el buró de crédito, también es una buena opción meterse a los buscadores y poner su nombre para verificar que nadie esté haciendo uso de su identidad.
Si descubre un robo de identidad de este tipo denuncie, la persona que le creó una cuenta falsa puede y debe ir a la cárcel.