El tema puede rastrearse hasta la Carta Magna, firmada por el rey Juan de Inglaterra en 1215, en la cual se establecieron, por primera vez y por escrito, los límites al ejercicio del poder de los reyes, que es, como el de cualquier gobierno, el poder para obligar, prohibir y castigar, obligaciones y prohibiciones que limitan el ejercicio de la libertad individual y el uso de la propiedad privada, lo que en un solo concepto podemos llamar la autonomía personal.
El tema es el de las constituciones políticas, muchas de las cuales, la mexicana entre ellas, han degenerado, para ventaja de los gobernantes y desventaja de los gobernados, en la antítesis de la tesis que deberían ser. Para ilustrarlo cito, extensamente, el texto de Ayn Rand titulado La naturaleza del gobierno, que es el capítulo XIV de su libro La virtud del egoísmo, título por demás provocador, porque al egoísmo por lo general se le considera, desde el punto de vista ético, un vicio, no una virtud. La cito.
“La idea de una constitución creada como medio para limitar y restringir el poder del gobierno (y por lo tanto para garantizar el legítimo ejercicio de los derechos de las personas)1 constituyó un logro incomparable”.
Completan golpe
“Hoy en día, cuando se realiza un esfuerzo concertado para ignorar este punto (que el objetivo original de las constituciones fue limitar el poder del gobierno)2, no puede repetirse con suficiente frecuencia que la Constitución es una limitación impuesta al gobierno y no a los individuos privados; que no prescribe la conducta de los individuos sino la del gobierno; que no es una carta de privilegios para el poder del gobierno sino una carta de derechos para la protección de los ciudadanos contra el poder del gobierno”.
“Considérese hasta qué punto se ha invertido en la actualidad el concepto de la naturaleza del gobierno. En lugar de ser un protector de los derechos del hombre, se está convirtiendo en su más peligroso violador; en lugar de defender la libertad, está estableciendo la esclavitud; en lugar de proteger a los hombres de aquellos que inician el uso de la violencia física, es él quien lo hace, y aplica la coerción de cualquier manera y en cualquier cuestión que se le antoje; en lugar de servir como un instrumento de objetividad en las relaciones humanas, está creando un reinado oculto, letal, de incertidumbre y miedo mediante leyes no objetivas cuya interpretación está supeditada a la decisión arbitraria de burócratas circunstanciales; en lugar de proteger a los hombres de los daños que puedan experimentar debido a conductas caprichosas, él es quien se arroga el poder de hacer valer sus caprichos sin límites, de manera que nos estamos acercando rápidamente a la etapa de la inversión final: el estadio donde el gobierno se halla en libertad de hacer lo que le plazca, mientras que los ciudadanos sólo pueden actuar si les da permiso. En esta etapa se retrocede a los períodos más oscuros de la historia humana, los del imperio de la fuerza bruta”, ¡pero constitucional y legal, como si ello la volviera justa!
En términos generales, lo que describe Rand, escrito en 1963, es lo que ha pasado con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que se ha convertido en la antítesis de la tesis que debería ser, para beneficio de los gobernantes y perjuicio de los gobernados.
Continuará.
1. Apunte mío.
2 Ídem.