EL ESPEJO

Se va el año de las elecciones, comienza el de las consecuencias

Leonardo Núñez González
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Leonardo Núñez González *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Durante 2024, más países y personas que nunca antes en la historia de la humanidad tuvieron la oportunidad de acudir a las urnas para emitir su voto sobre quiénes dirigirán la política nacional e internacional durante los siguientes años.

En 65 países se realizaron elecciones, con un electorado igual a la mitad de la población mundial, en donde uno de los resultados que más se repitió fue la derrota mayoritaria de quienes estaban en el poder a manos de sus opositores, pues en 80% de lugares donde hubo elecciones, el partido en el poder terminó perdiendo.

En ese sentido, México fue una anomalía mundial, pues salvo República Dominicana, El Salvador, Finlandia, Indonesia, Madagascar, Moldova o Rusia, en el resto de los países las personas hicieron sentir su hartazgo ante la situación actual echando a la calle a sus respectivos gobernantes. Algunos perdieron de manera estrepitosa, como sucedió con los demócratas en Estados Unidos, que terminaron siendo arrasados por el movimiento de Donald Trump y tendrán que verlo ejercer el poder sin ningún control legislativo de la oposición; otros enfrentaron por primera vez una restricción a su poder, como le sucedió al primer ministro de India, Narendra Modi, que después de 10 años de ejercer el poder sin ningún límite, terminó perdiendo la mayoría legislativa y ahora está obligado a negociar con la oposición.

Esto no quiere decir que la democracia está funcionando a las mil maravillas, pues si bien el hecho de poder quitar pacíficamente del poder a quien sea que esté al frente de él es uno de los elementos fundamentales de este sistema, hoy más que nunca estamos viviendo las consecuencias de la influencia descontrolada de las noticias falsas, la manipulación mediática, la polarización atizada por el populismo, así como el ataque sistemático a las instituciones y grupos de personas que cuestionan, documentan o se enfrentan al poder. No en balde las mediciones de organizaciones como Freedom House muestran que el mundo lleva 18 años seguidos con una caída global de los derechos que garantizan la libertad.

Durante 2025 son muchas menos las elecciones que veremos, pues sólo 25 países irán a votar a sus titulares del Ejecutivo o la conformación del Legislativo, tal vez con las elecciones de presidente en Bolivia y Chile como algunas de las más significativas. Sin embargo, durante 2025 también comenzaremos a ver las consecuencias en sincronía de las decisiones de los diferentes países.

Porque paralelo al reordenamiento de cada nación, estamos entrando a un nuevo momento en que el orden internacional se está reconfigurando de una manera que sólo podremos seguir con la mayor atención posible para tratar de ajustar nuestros modelos de entendimiento de la realidad. Estamos a punto de entrar a una nueva realidad donde al mismo tiempo que avanzamos en camino a conquistar la Luna y Marte, la guerra sigue tan presente con la misma crudeza que en el siglo XX, al mismo tiempo que los conflictos regionales seguirán avanzando en ausencia de una sola fuerza o grupo que pueda conciliar un apoyo mayoritario. Ucrania, Palestina o Taiwán son sólo los casos que hoy ya conocemos como puntos de tensión, pero vienen muchos más conflictos nacionales, regionales y globales que tendremos que enfrentar. No queda más que abrocharse los cinturones y prepararse para 2025.

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