PESOS Y CONTRAPESOS

La preferencia temporal (2/2)

Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Las inversiones directas, de las que dependen producción, empleo, ingreso y bienestar, se dan si los empresarios están dispuestos a sacrificar consumo presente a cambio de mayor y/o mejor consumo en el futuro, producto de sus ganancias, producto de sus inversiones directas. Lo explica el principio de la preferencia temporal: se prefiere X hoy a X mañana, de tal manera que, para renunciar a X hoy, mañana tendrá que obtenerse X más Y, siendo Y la ganancia. Para que los empresarios renuncien a X hoy deben tener la seguridad de que mañana obtendrán X más Y.

Los empresarios pueden destinar recursos, o a la satisfacción de necesidades presentes (compra de bienes y servicios para consumir), o a la producción de bienes y servicios (compra de bienes y servicios para producir). Según el principio de la preferencia temporal, los empresarios estarán dispuestos a renunciar a la satisfacción de necesidades presentes a cambio de una mayor y/o mejor satisfacción de necesidades futuras, para lo cual sus inversiones directas deberán generarles utilidades, para lo cual los consumidores deberán estar dispuestos a pagar un precio mayor al costo de producción, prueba de que los empresarios acertaron al decidir qué producir y cómo producirlo.

Para que se den inversiones directas, y todo lo que depende de ellas (producción de satisfactores, crecimiento de la economía, creación de empleos, generación de ingresos, bienestar), los empresarios deben estar dispuestos a sacrificar consumo presente a favor de mayor y/o mejor consumo en el futuro, para lo cual, más allá de las habilidades empresariales involucradas, deben tener la seguridad jurídica de que, de generar utilidades, las obtendrán: que no se gravarán con impuestos, que no habrá expropiaciones de medios de producción, que no habrá regulaciones que encarezcan la producción.

El principio de la preferencia temporal, a partir del cual puede armarse la historia conjetural de la humanidad (véase, de Hans - Hermann Hoppe, Economía, Sociedad & Historia, Editorial Innisfree), explica por qué, a mayor preferencia temporal de los empresarios (mayor disposición al consumo presente que al futuro), el resultado será menos inversiones directas, menos producción de bienes y servicios, menos crecimiento de la economía, menos creación de empleos, menos generación de ingresos, menos bienestar, lo cual perjudica no sólo a los empresarios (de hecho son los menos perjudicados), sino también a trabajadores y consumidores.

¿Cuál puede ser una de las causas de que la preferencia temporal de los empresarios sea elevada, de que prefieran destinar sus recursos a la satisfacción de necesidades presentes (confianza en el hoy), y no a la producción de bienes y servicios (confianza en el mañana)? Que sus derechos, a la libertad individual para producir y a la propiedad privada sobre los medios de producción, no estén plenamente reconocidos, puntualmente definidos y jurídicamente garantizados. Que no haya Estado de derecho. Que exista la posibilidad de cambios arbitrarios a las normas jurídicas, posibilidad que con la 4T y la supremacía constitucional es elevada, lo que eleva la preferencia temporal de los empresarios: desconfían del futuro, veneno puro para el crecimiento de la economía (producción, empleo, ingreso, bienestar).

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