FRONTERA DE PALABRAS

Tregua de Navidad

Mauricio Leyva
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Leyva *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Que las armas callen una noche, para que los ángeles canten”Benedicto XV

El venturoso calor de la Navidad suele extenderse hasta lugares inimaginables, quizás el escenario menos común y el más difícil sea el campo de guerra. Para las nuevas generaciones e incluso para algunas que le preceden, vislumbrar la luz de la Navidad dando calor al corazón de los hombres en un ambiente hostil, parezca algo extraño, paradójico e incluso contradictorio, pero ocurre. La llamada Tregua de Navidad tuvo lugar durante la Primera Guerra Mundial con apenas unos meses de su inicio; en ella participaron aproximadamente 100 mil soldados británicos, alemanes y franceses.

Sobre este acontecimiento existe un filme francés titulado Joyeux Noël, que vale la pena ver en estas fechas. El largometraje, dirigido por Christian Carion en 2005, es una verdadera joya del cine europeo y recrea este conmovedor acto de amor y de fraternidad humana en medio de una guerra despiadada que, además, era la primera en su tipo. Sucedió en la víspera de Nochebuena y Navidad y se extendió hasta el Boxing Day, concluyendo con un partido de futbol. Joyeux Noël ganó el Premio César a Mejor Película y fue postulada a muchos premios más, entre ellos, el Oscar como Mejor Película de Habla no Inglesa, el BAFTA y el Globo de Oro, es un coproducción entre Francia, Alemania, Bélgica y Rumania.

La Tregua de Navidad no fue un acto autorizado por los mandos militares, algunos gobiernos hicieron lo posible para evitar su divulgación, incluso, hubo quienes lo pusieron en entredicho, pero los testimonios y fotografías echaron por tierra esos intentos. El acto de fraternidad entre los soldados escoses, alemanes, francés e ingleses, las banderas blancas en los campos de batalla, el intercambio de improvisados regalos, amigos y enemigos compartiendo la comida en la misma mesa, los cánticos navideños e incluso los acuerdos para recuperar los cuerpos de los soldados acaecidos y ceremonias luctuosas con profundo respeto y solemnidad, fueron pactos de paz y de solidaridad humana, nunca antes vistos y, que son recreados de manera magistral. En el reparto figura Gary Lewis, quien representa a un sacerdote (una figura central en la película), así como Benno Fürman (Nikolaus Sprink) y la actriz Diane Kruger (Anna Sorensen) quienes interpretan a un tenor y a una soprano, cuyas voces de canto corresponden originalmente a Natalie Dessay y Rolando Villazón. Una parte importante de la película recae en los jefes militares de las fuerzas francesas, alemanas y escocesas, representadas por Gillaume Cannot (Audebert), Daniel Brühl (Horstmayer) y Alex Ferns (Gordon), tenientes y responsables de sus secciones.

La representación es por demás conmovedora, apegada (dentro del marco que permite la licencia fílmica) a la realidad y en fuentes testimoniales que vivieron ese momento histórico que debe quedar grabado en la memoria de la humanidad. Aquellos soldados lejos de casa, en medio del invierno y dispuestos a batirse a muerte con sus enemigos en el feroz campo de batalla, enviaron un poderoso mensaje de humanidad a los gobiernos de la naciones. Quienes tienen en sus manos la responsabilidad de tomar las decisiones que impactan en la sociedad y libran guerras de cualquier tipo, son fechas en las cuales deben repensar que, dentro de la esfera de la violencia y de la muerte, todos pierden tarde o temprano incluso quienes creen tener la convicción de estar ganando.

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