Tom Homan será un nombre que en México se escuchará con frecuencia —y temor— a partir del próximo 20 de enero, cuando Donald Trump inicie oficialmente su segundo mandato como presidente de Estados Unidos.
Se trata del ya célebre “zar de la frontera”, el mismo que fue responsable de aplicar la tolerancia cero durante el primer periodo del magnate, misma que separó a cientos de niños de sus familias.
De acuerdo al Migration Policy Institute, Donald Trump deportó a más de 1.5 millones de personas entre 2017-2021 poniendo a México en una delicada situación que aún no supera y amenaza con empeorar este 2025.
Completan golpe
Hace sólo unos días se reportó el asesinato de un agente del Instituto Nacional de Migración en el puesto de control Centro de Prevención y Control de Migrantes (Precos-Samalayuca), ubicado en Ciudad Juárez.
Carlos “N”, de nacionalidad colombiana, Ismael “N” y Carlos “N”, venezolanos, fueron detenidos como presuntos responsables y sometidos a prisión preventiva, en la misma ciudad donde en marzo de 2023, 40 migrantes encerrados con candado, murieron en un incendio, en el que ningún agente actuó para evitar la tragedia.
En octubre pasado, 6 migrantes de diferentes nacionalidades murieron a causa de disparos de soldados mexicanos en Chiapas, cuando viajaban en un grupo de 33 personas separados en tres vehículos.
Todos estos hechos hablan de la precariedad en la capacitación y profesionalización de autoridades para el trato a los migrantes y otras tareas sobre el refugio temporal seguro para los miles de deportados de Estados Unidos y otros que llegan de países sudamericanos en la famosa Caravana Migrante.
Caravana que, por cierto, esta misma semana reportó el primer ingreso al país de cerca de mil 500 personas. Y esta labor titánica, precisamente, sufrió un recorte en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2025.
10.41% menos que en 2024, quedando en mil 700 millones 105 mil 266 pesos para asuntos migratorios, de cara a la que quizá sea la peor crisis que México ha vivido en esa materia.
Y es que Donald Trump no sólo contempla a las personas migrantes con antecedentes penales, en juicio, con sentencia y otras consideradas amenazas para la seguridad nacional. No, su plan se extiende a familias completas.
En entrevista para la NBC, señaló que para “no separar” a hogares con padres que ingresaron de forma ilegal, con hijos nacidos en EU, toda la familia sería enviada al país de origen de los progenitores.
En el caso de México, ¿qué vamos a hacer con todos ellos? ¿Qué se les va a ofrecer? Si simplemente en materia de Derechos Humanos, a todos nos quedan a deber…
Trump baraja la posibilidad de eliminar el derecho de ciudadanía por nacimiento en suelo estadounidense, entre otras medidas con las que pretende cumplir su promesa de campaña, de alcanzar un millón de deportaciones en el primer año de su nuevo gobierno.
Y pese a todas las banderas rojas en materia migratoria, la realidad es que en México no está clara la estrategia de “coordinación” entre ambos gobiernos frente al escenario que
se avecina.
Lo único claro es la advertencia del presidente Trump de imponer impuestos a las remesas si México no “coopera” con su proyecto.
En diciembre pasado, la Presidenta Claudia Sheinbaum anunció las modificaciones para convertir al Instituto Nacional de Migración en el Instituto de Apoyo a la Movilidad Humana.
La secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, se reunió de manera virtual con los gobernadores de Nuevo León, Baja California, Sonora, Tamaulipas y Coahuila, para acordar la instalación de 25 albergues en la frontera con Estados Unidos. Eso es todo.
Por otro lado, al Congreso tampoco parece mortificarle el asunto, porque no le ha dedicado mayor tiempo, luego de que en noviembre pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación exigiera al Poder Legislativo cumplir con su responsabilidad de crear el Registro de personas migrantes detenidas.
Obligación que ha omitido desde el 27 de mayo del 2019, cuando se publicó la reforma a la Ley Nacional del Registro de Detenciones y tenían 120 días para finiquitar la tarea, pero no sucedió.
Tampoco se está discutiendo ninguna iniciativa que aborde de forma concreta el actual panorama y los enormes retos que se acercan como un tsunami devastador, dejando a los migrantes desde las cámaras, también en la indefensión.
El miércoles pasado circuló un comunicado firmado por todos los gobernadores bajo las siglas de Morena, que expresaron su apoyo a la postura de la Presidenta de México en materia migratoria, pero sin delinear una sola acción para tal efecto.
¿Cómo va México a enfrentar realmente la enorme crisis migratoria que se avecina? No lo sabemos, mientras que el tiempo corre y no va a detenerse…