Volvamos a lo obvio. La Presidenta habla fundamentalmente con sus seguidores, a ellos les plantea una narrativa y a ellos les da a conocer el estado de las cosas sobre su gobernabilidad.
Lo que se hace es presentar una realidad que tiene que ver solamente con lo que se asegura hace el Gobierno, sin considerar las muchas formas de ver las cosas. Un ejemplo es Mexicana de Aviación. Mientras que para el Gobierno se han cancelado vuelos para rediseñar su estrategia, para analistas del sector las cosas no están saliendo bien y que la empresa de aviación tiene que llevar a cabo un proceso de reestructuración, el cual quizá muy probablemente termine por hacerla aún más chica.
Es difícil hoy en día establecer consensos. No hay justo medio, porque particularmente el Gobierno con cada declaración y acción busca consolidarse y quizá en muchos casos pase a segundo plano la efectividad de sus acciones.
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Todo esto se enmarca también en tratar de darle vuelta a las cosas que pueden ser adversas, o que enfrentan de manera directa a la terca realidad. La narrativa es una forma de gobernabilidad, a través de ella es como se va diseñando ante la opinión pública la forma de Gobierno y las cosas que se presume están pasando.
Este asunto es cada vez más importante, porque por momentos pareciera que estamos viviendo en materia de gobernabilidad entre muchos Méxicos, lo que no significa que no seamos muchos Méxicos en cuanto a origen, historia y desarrollo en diferentes regiones del país.
Uno de los grandes temas con que nos vamos a enfrentar en el corto plazo es en la concepción de la democracia. Bajo el nuevo régimen que estamos empezando a vivir los términos de la democracia adquieren valor y peso en función de la concepción que tiene la actual clase gobernante. Muy probablemente los procesos electorales y las instituciones encargadas de la democracia serán transformadas de tal manera que respondan a lo que la llamada 4T quiere.
La confrontación de las ideas ya no va a pasar por la sociedad mexicana en su conjunto. Se va a circunscribir a la clase gobernante, la cual muy probablemente enfrentará divergencias internas, lo que no necesariamente será sinónimo de democracia. Se habla de que las diferencias en la 4T son sinónimo de expansión de la democracia, lo cual no tiene asidero.
Nada de esto tiene que ver con una concepción amplia sobre la democracia. En los últimos años hemos visto cómo se le ha utilizado para consolidar el régimen en función de los intereses del régimen. La idea de la Presidenta de que estamos en camino de ser el país más democrático del mundo tiene que ver con una concepción parcial. Los términos de la democracia caminan entre la participación directa de los ciudadanos y la representatividad de los ciudadanos en el desarrollo de la sociedad en un marco de pluralidad de las diferentes corrientes político-ideológicas.
Probablemente en los próximos días se intensificará una versión parcial sobre la democracia por diferentes hechos económicos, sociales y políticos. Se ve venir que la llegada de Donald Trump muy probablemente va a desatar ánimos nacionalistas. El documento que dio a conocer Morena respecto a que puede haber movilizaciones internas ante la política que pretende instrumentar Trump da para un conjunto de circunstancias internas en que el Gobierno moverá a la amplia ciudadanía militante a enfrentar lo que se está por venir.
El cambio de régimen trae consigo alta dosis de nacionalismo, populismo y, sobre todo, una idea sobre la democracia unilateral y desarrollada y concebida desde la gobernabilidad y del proyecto político que se echó a andar en el 2018.
RESQUICIOS.
Hace algunos meses le preguntaron a la Presidenta sobre la elección en Venezuela y dijo que opinaría cuando se presentaran las actas electorales. Ayer la interrogaron sobre el tema y virtualmente reconoció el triunfo cuestionado de Nicolás Maduro sin que hubiera actas de por medio.
