ENTRE COLEGAS

Carter y el Canal de Panamá

Horacio Vives Segl
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Horacio Vives Segl *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Hay curiosidades y coincidencias notables en la historia. Con el cambio de año, Panamá se preparaba para celebrar el 25 aniversario de haber asumido el control sobre el canal interoceánico que lleva su nombre. En torno a esa fecha, ocurrieron dos sucesos importantes relacionados con el tema: el fallecimiento, el 29 de diciembre, de Jimmy Carter, expresidente demócrata de Estados Unidos, quien fuera artífice central para que Panamá asumiera la soberanía del canal, y las declaraciones bravuconas e injerencistas del próximo inquilino republicano de la Casa Blanca, Donald Trump, en el sentido de que el canal debería ser devuelto a Estados Unidos, dadas las altas tarifas que se cobran a los barcos estadounidenses.

Hagamos un breve recuento histórico. Con el desarrollo progresivo del comercio internacional, a partir del siglo XVI, se hizo necesario encontrar rutas para el tránsito de mercancías entre los océanos Atlántico y Pacífico. Centroamérica, la cintura del continente, era el lugar propicio.

Hacia la segunda mitad del siglo XIX, la ingeniería francesa era una de las más avanzadas del mundo. La construcción del Canal de Suez y de la Torre Eiffel dieron muestra de ello. Así, con ingenieros franceses, se emprendió un primer proyecto de construcción del canal, que resultó financieramente desastroso y con altísimos costos humanos, por las durísimas condiciones de construcción. El proyecto pasó a manos de Estados Unidos, en el contexto de la Guerra de los Mil Días (1899-1902), cuya consecuencia más importante sería la independencia panameña de Colombia, que ocurrió en 1903. Al año siguiente se reinició la construcción, con la que Estados Unidos obtendría la concesión a perpetuidad sobre su explotación. El canal fue inaugurado en 1914, como una de las obras de ingeniería universal más portentosas.

Surgieron dos clases de habitantes en la zona del canal: los “zoneítas” estadounidenses —oficiales, trabajadores y sus familias, quienes vivían en condiciones privilegiadas— y el resto de la población panameña, en situación socioeconómica extremadamente contrastante. En 1959 se produjo la llamada “Marcha Patriótica”, con la consigna “el que siembra banderas, cosecha soberanía”, una primera muestra importante de presión y presencia panameña respecto a la vía interoceánica; y, luego, en 1964, el “Día de los Mártires”, una protesta que dejó una veintena de muertos y centenares de heridos. Para mediados de los años setenta, el Gobierno panameño ya había adoptado la postura oficial de reclamar la soberanía sobre el canal. Todo ello generó la profunda convicción en Jimmy Carter, quien había asumido la Presidencia de Estados Unidos a inicios de 1977, de llegar a acuerdos con Panamá que resolvieran la cuestión. Ese mismo año se logró el Acuerdo Torrijos-Carter, materializado en los tratados del Canal de Panamá y de Neutralidad, donde se estipuló que Panamá recuperaría la soberanía sobre el canal con el arranque del siguiente siglo: el 1.º de enero del año 2000.

Sin duda, se trata de una de las decisiones diplomáticas más positivas de Estados Unidos hacia América Latina. Carter logró un acuerdo bipartidista para la aprobación de los tratados en el Congreso, imponiéndose sobre quienes los consideraban una muestra de debilidad. Su otro gran hito diplomático fueron los acuerdos de Camp David, que significaron la paz y el establecimiento de relaciones entre Egipto e Israel. Carter, además, fue un incansable promotor de la democracia y los derechos humanos, tanto en sus sólo cuatro años como presidente (perdió por paliza contra Reagan en 1980) como en las décadas posteriores. Por todo ello recibió el Premio Nobel de la Paz en 2002.

Notable estadista, deja un valioso legado. Nada parecido puede decirse de quien asumirá, de nuevo, el próximo 20 de enero.

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