PESOS Y CONTRAPESOS

¡Empeorando! ¿Mejoraremos?

Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Retomo lo ya escrito, relacionado con la producción de bienes y servicios, y el crecimiento de la economía; con la inversión directa, que produce satisfactores, crea empleos, genera ingresos; con la confianza de los empresarios para invertir directamente, primer eslabón de esta secuencia lógica: más confianza empresarial = más inversiones directas = más producción = más crecimiento y más creación de empleos y más generación de ingresos = más bienestar.

En octubre, último mes para el que tenemos información, en términos anuales, la producción de satisfactores, medida por el Indicador Global de la Actividad Económica, decreció 0.3%. Un año antes creció 3.9%. En términos mensuales decreció 0.7%. El año anterior creció 0.3%. En ambas comparaciones, empeorando.

En septiembre, último mes para el que tenemos información, en términos anuales, la inversión directa, medida por el Indicador Mensual de la Formación Bruta de Capital Fijo (instalaciones, maquinaria y equipo), decreció 2.3%. Un año antes creció 23.7%. En términos mensuales decreció 0.8%. El año anterior creció 3.1%. En las dos comparaciones, empeorando.

En diciembre pasado la confianza de los empresarios para invertir directamente fue, en escala de cero a cien, 34.8 (38.4 promedio mensual en 2024) Un año antes, en diciembre de 2023, fue 43.0 (41.0 promedio mensual en 2023). Empeorando.

¿Cuál es la secuencia que, de acuerdo con la lógica, se ha dado? Menos confianza empresarial (de 43.0 a 34.8 puntos) = menos inversiones directas (de crecer 23.7% a decrecer 2.3%) = menos producción de bienes y servicios, y menos crecimiento de la economía (de crecer 3.9% a decrecer 0.3%). ¡Empeorando!

¿Mejoraremos? Deberíamos, pero para ello tendríamos que desandar lo andado desde el 29 de octubre de 2018 (la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, NAICM), hasta el 31 de octubre de 2024 (la promulgación constitucional de la supremacía constitucional, por la cual resultan improcedentes las controversias constitucionales o acciones de inconstitucionalidad que pretendan controvertir las modificaciones a la Constitución, por lo que hemos quedado injustamente atrapados en la trampa de la constitucionalidad. Véase: https://www.razon.com.mx/opinion/2024/10/25/supremacia-de-la-justicia/).

El camino andado desde la cancelación de la construcción del NAICM hasta la promulgación constitucional de la supremacía constitucional, ha enchuecado, más de lo que ya lo estaba, el Estado de Derecho en México, al que debemos llamar, ¡porque eso es!, Estado de chueco, de injusticia, de amenaza gubernamental a los derechos de las personas, en general, y de los empresarios, en particular.

El problema es que este enchuecamiento no es obra de la casualidad, de una combinación de circunstancias imprevisibles e inevitables, sino de la causalidad, de acciones conscientes y eficaces destinadas al logro de un fin, que ha sido el enchuecamiento del Estado de Derecho, en beneficio del Poder Ejecutivo Federal.

El problema es que los encargados de enderezarlo son quienes, conscientemente, lo enchuecaron.

¿Mejoraremos? No, al menos no como deberíamos, en el marco de la economía de mercado (capitalismo sin adjetivos), no del capitalismo de compadres (mercantilismo).

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