Esquemático y elemental pero muy poderoso y convertido en el epicentro de la prepotencia, el presidente electo Donald Trump nos señala la incertidumbre venidera.
Apunta a los cárteles como “gobernantes” de México como si la propia sociedad estadounidense no viviera en relación con aquello criminalmente acordado con los cárteles estadounidenses desde el siglo pasado; indica “insuficiencia” gubernamental mexicana en lo realizado frente a ellos, en lo cual pudiera tener coincidencia con cualquier observador promedio y quiere, ya más desatado, renombrar como golfo de América al golfo de México.
Sus declaraciones y acciones probables tienen en alerta a su propia nación. Entre los efectos de la visión antiinmigrante trumpista vigente también en Canadá, está la declinación del relativamente longevo y evidentemente debilucho gobierno del renunciante Justin Trudeau.
Contra violencia de género en la Cuauhtémoc
En la parte anglosajona de América del Norte parece haber menos estabilidad política a juzgar por la imprevisibilidad relativa del gobierno del norte a partir del 20 de enero y el declive de los moderados canadienses, si se compara con las certezas de gobernabilidad, aun con la presencia regional inquietante del narcotráfico, que existe en México.
La Presidenta Claudia Sheinbaum avanza hacia la consolidación de un modelo de estabilidad política, social y económica, con hegemónico apoyo popular, el cual, sin embargo, tendría desafíos para hacerse eficiente ante una barbaridad esperable de Trump, limitable por el pragmatismo realista del comportamiento de los grupos de poder y las dinámicas del capital, más interesados en la reproducción de la tasa de utilidad que en la limitación de la corriente migratoria o en el castigo político de la progresista mandataria vecina del sur.
En el preámbulo de sus primeros 100 días de Gobierno, Sheinbaum ha mostrado un estilo de liderazgo ordenado y conciliador, con énfasis en seguridad, justicia social, igualdad sustantiva y la delimitación clara y precisa sobre lo permisible en la relación bilateral por venir con EU.
Este enfoque, aunado a una sólida base electoral y el control legislativo ha permitido que México se mantenga estable en un entorno regional de creciente volatilidad. Estabilidad entendida como la capacidad de las instituciones políticas para resistir crisis internas y externas sin comprometer la legitimidad del régimen.
La continuidad de los programas sociales —acentuada desde la Ciudad de México por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada—, combinada con una política económica que equilibra el gasto social, con la atracción de inversión privada local e internacional, proyecta un mensaje de gobernabilidad y una realidad que viste bien al gobierno de la izquierda, en contraste con los vecinos del norte, como un epicentro de estabilidad.
México tiene una oportunidad única. Como se atribuía decir a Napoleón de los generales locos, idiotas o excéntricos, el problema es la incertidumbre trumpista.