GENTE COMO UNO

Las gracias a los Reyes Narcos

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: Imagen: La Razón de México

“Este es un detallito que les manda El Señor 88 de parte del Cártel Jalisco Nueva Generación…”, se oyó decir a un hombre frente a una multitud. “Nosotros somos una empresa seria y honesta”…

Un elemento de seguridad frente al lugar donde hubo un ataque armado, en Culiacán, Sinaloa, el martes pasado. ı Foto: Cuartoscuro

Acto seguido, pidió un aplauso para quien envió roscas de Reyes y juguetes: El Comandante 88. Un personaje oscuro, señalado como uno de los principales encargados de consolidar el control del Cartel Jalisco Nueva Generación en Tabasco y desplazar a sus rivales.

“El 88”, que ha sido mencionado en múltiples narcomantas para amenazar a “la Barredora” —organización delincuencial a la que le disputa la plaza—, es el mismo para el que pidieron a niños un aplauso…

“Eso se dice…”, respondió con un palillo en la boca, el secretario de Gobierno de la entidad, José Ramiro López Obrador, quien asegura que las acciones son en respuesta a 100 días de un gobierno que está “apretando a la delincuencia”.

Todo sucedió en el célebre municipio de Macuspana, Michoacán, donde en junio pasado una narcomanta —acompañada de tres cuerpos decapitados— anunció la llegada del comandante 88 a la región.

Pero los narco reyes también llegaron a Aguascalientes, donde se vio a supuestos integrantes del CJNG repartiendo juguetes el 6 de enero, a unos días del escándalo que provocó el evento en Coalcomán, Michoacán, donde escuchamos a niños corear “muchas gracias” a la delincuencia organizada, empujados por las mismas autoridades del lugar.

Fue la posada en la que participó la alcaldesa Anabel Ávila Castrejón, donde destacaba una manta de agradecimiento a Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, por los regalos enviados.

Ante el inocultable descaro, hoy Ávila Castrejón está bajo investigación de la FGR por sus posibles nexos con el crimen organizado, pero las autoridades de Michoacán aseguran que no han podido mantener contacto con ella, aun cuando sus redes sociales siguen activas.

Hechos de este tipo en nuestro país nunca dejarán de sorprendernos, pero tampoco son una novedad, sobre todo en comunidades donde el CJNG parece ser “una organización dadivosa” desde hace varios años.

La navidad del 2019 repartieron despensas entre pobladores de la costa de Jalisco a nombre de “El Mencho”; en 2020 en plena emergencia sanitaria, fueron difundidas imágenes de entrega de alimentos y artículos de primera necesidad en Veracruz, San Luis Potosí y Michoacán, también en su nombre.

Un año después se hicieron presentes “apoyando” a comunidades de Zacatecas luego del desbordamiento de la presa San Aparicio y después en Nayarit, repartieron víveres a los damnificados por el paso del huracán Pamela.

Y cómo olvidar aquel acto en diciembre de 2023, cuando la Ciudad de los Niños, en Navolato, y el Hospital Pediátrico de Culiacán, Sinaloa, fueron sede de entrega de enormes regalos adornados con las letras doradas “JGL” en referencia a Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”.

Muñecas, coches, triciclos y bicicletas son parte de la oferta al grupo más vulnerable: Los niños, quienes desde pequeñitos asimilan a estos “reyes magos” armados con pistolas, que “ayudan” a sus padres a darles regalos.

Entonces ¿cómo que cuál es el origen del reclutamiento de niños por parte del crimen organizado? los llamados “halcones”. La respuesta es cada vez más evidente y en la lógica de quiénes son los “héroes” a imitar, en las más desprotegidas comunidades.

De acuerdo a un reporte de la Secretaría de Seguridad Pública y Ciudadana, este puede ser un trabajo con un “sueldo” de hasta 12 mil pesos al mes.

El Observatorio Nacional para la Prevención del Reclutamiento de Niñas, Niños y Adolescentes señala que esas tareas de “vigilancia o alerta”, son asignadas a los menores porque pasan desapercibidos más fácilmente.

Estimaciones de la UNICEF o Redim calculan alrededor de 30 mil niños, niñas y adolescentes que participan en diferentes “trabajos” para el narco, como mensajeros, repartidores, espías, “cocineros” y hasta como integrantes armados.

Por años distintas organizaciones, nacionales e internacionales, han señalado la desatención gubernamental ante el hecho de tener niños operando como carne de cañón de la delincuencia organizada, tolerado por familias que se sienten “protegidas” por dichos grupos armados.

Se trata de poblaciones vulnerables que ven escuelas u hospitales construidos a nombre de líderes de cárteles y en consecuencia les otorgan una suerte de “consentimiento social” que los protege.

Qué estridente es en México el problema de los niños y jóvenes que hoy trabajan para los que producen las drogas, más que la cantidad de aquellos que puedan estarlas consumiendo, siendo un fenómeno que hemos visto crecer desde hace más de 15 años.