STRICTO SENSU 

Justicia para Samuel Paty

Mauricio Ibarra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Ibarra *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

En octubre del 2020, durante una clase sobre libertad de expresión, Samuel Paty, maestro de instrucción cívica de una secundaria de la periferia parisina, mostró a sus alumnos dos caricaturas cuya publicación provocó en 2015 el ataque de un grupo fundamentalista islámico a un semanario político. La dinámica consistía en primero mostrar los dibujos, luego señalar que la ley tutela esas expresiones, para concluir escuchando los comentarios de los alumnos en favor o contra la libertad de expresión. Antes de iniciar la dinámica, Paty advirtió a sus alumnos musulmanes que podían voltear a otro lado para evitar la vista de los dibujos.

Concluida la exposición, algunos padres de familia se inconformaron ante el colegio y la policía, acusando al docente de islamofobia y publicando su queja en Facebook. La difusión en redes sociales, incitando al cobro de la supuesta ofensa, motivó amenazas que culminaron con la muerte de Paty por decapitación a manos de Abdouallakh Anzorov, un refugiado checheno de 18 años. Antes de ser abatido por la policía, el asesino publicó un mensaje en Twitter, dirigido al presidente francés, con fotos de la cabeza decapitada.

El pasado 20 de diciembre, poco más de cuatro años después del asesinato, un tribunal emitió su veredicto. Dos de los amigos de Anzorov recibieron condenas de 16 años de prisión al considerarlos cómplices en el asesinato. Se trata de Azim Epsirkhanov y Nabil Boudaoud de 23 y 22 años, quienes apenas habían alcanzado la mayoría de edad al momento de los hechos. El tribunal estimó que ambos estaban perfectamente conscientes de la peligrosidad de su amigo y, a pesar de ello, le ayudaron a localizar y comprar el arma con la que privó de la vida al docente. Además, lo acompañaron al lugar en el que ocurrió la muerte de Paty.

Entre los otros sentenciados se encuentra Brahim Chnina, padre de una alumna de Paty, quien hizo la primera publicación en Facebook. Condenado a 13 años de prisión por asociación en crímenes terroristas, los jueces consideraron que no pudo demostrarse que sus publicaciones estuvieran orientadas a provocar el asesinato de Paty. Por su parte, el activista en redes sociales Abdelhakim Sefrioui recibió una pena de 15 años por los mismos delitos. Sin poder demostrar que buscara el resultado fatal, se consideró que jugó un papel esencial en la cadena causal que llevó a la muerte del docente al abstenerse de apaciguar la discusión virtual.

Otras cuatro personas recibieron condenas que van de uno a cinco años de prisión al haber participado en las redes sociales incitando al terrorismo. La sentencia señala que su intervención tuvo como consecuencia que Anzorov decidiera seguir sus consignas y vengar los agravios que, supuestamente, Samuel Paty había cometido contra el islam al momento de exponer su clase. Esta resolución nos invita a reflexionar no sólo sobre la manera en que los contenidos en redes sociales se reflejan en la realidad, sino también en nuestra responsabilidad al difundirlos.

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