Estoy convencido de que hemos transitado del Despotismo Ilustrado a la ignorancia prepotente.
La respuesta de la ignorancia es el ataque, la distracción, engañar y mentir para ocultar la incompetencia propia y la ajena. Habitualmente busca disfrazarse de intelectual, usa frases que parecen bien elaboradas y eventualmente recurre a ciertas metáforas (bastantes malas) para hacerse escuchar. Tiene por hábito rodearse de personas que dice respetar, pero que no respeta porque es incapaz de reconocer de manera verídica, el talento de quien tiene al lado suyo. Se rodea de personas que le hagan parecer notable pero no cuenta con que, la verdad es astuta por naturaleza y sabe hacerse notar, casi siempre avergonzándolos. El caso normalmente no tiene mayor peso hasta que esa ignorancia nos alcanza, ocupa lugares de liderazgo, se institucionaliza y nos gobierna. Desde su cumbre encuentra una oportunidad de brillar y como suele ocurrir con las botellas vacías: se llenan de aire. Entonces asoman sus “costuras”, los puntos con los cuales están confeccionadas sus almas y arremeten contra todos y contra todo lo que sea diferente y represente una amenaza.
Se hacen acompañar de personajes respetables los cuales, si resultan dignos, terminan desligándose por completo de ellos y en el peor de los casos, involucionan y se vuelven aplaudidores de las causas perdidas que orgullosamente encabezan perdiendo presencia, reduciéndose a nada y gozando de un respeto muy acotado. El fenómeno al que me refiero es actual, predomina en el mundo entero. En todas las naciones o países tiene tal fuerza que, alrededor suyo se genera una cultura que adquiere características muy específicas, a saber: fanatismo, lealtad a ciegas, incapacidad de dialogar, ya ni se diga de debatir constructivamente algún tema y en definitiva, presenta una gran sensibilidad e irritación a cualquier manifestación o capacidad de expresar que tenga un ciudadano respecto de la soberanía del pensamiento y de la libertad de las ideas. De hecho, la palabra Ciudadano, les gusta sólo cuando representa: un voto. Si antiguamente el Despotismo ilustrado era encabezado por una monarquía absolutista, se reconoce que tomaba lo mejor de la revolución intelectual y artística de la Ilustración y pretendía que, el Monarca fuera una persona cultivada.
El cierre de filas
En esta nueva era de la Ignorancia Prepotente, poco importa la formación intelectual del gobernante, legislador, alcalde, regidor o lo que sea. En esta nueva era no se valora la educación, se estimula más bien la ignorancia, el ocio y la dependencia. En la Ignorancia Prepotente lo que importa es imponerse de manera bruta, ejercer el poder, arrastrar ideas, golpear incluso el lenguaje, morder las leyes, atropellar los derechos y polarizar porque la razón y la inteligencia no tienen un valor social y de hecho no suelen ser empáticos con el dolor ajeno. Sus militantes reaccionan por reflejo y representan otro elemento curioso: la Ignorancia Reaccionaria.
En efecto así como encontramos conservadores reaccionarios, existen los ignorantes reaccionarios. Los ignorantes reaccionarios se victimizan, se duelen, su argumento es el cinismo, el desprestigiar al enemigo. Rechazan y rehúyen a la inteligencia de los otros porque les incomoda, nos le gusta, les ofende.
Lamentablemente las masas (vistas como una abstracción) casi siempre se ven beneficiadas y aplauden larga y escandalosamente ese reflejo diáfano y oscuro del que dice ser igual a ellos, aunque sabe bien que los engaña.