PESOS Y CONTRAPESOS

Inflación (3/3)

Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

En materia de inflación el principal problema no es la ineficacia del Banco de México para lograr la meta de inflación que se ha fijado (3%, +/- un punto porcentual de margen de error), sino el tenerla y estar a favor de la pérdida del poder adquisitivo del dinero y del trabajo (si el trabajo se paga con dinero, y el dinero pierde poder adquisitivo, lo que lo pierde es el trabajo), lo cual tiene implicaciones económicas (la inflación reduce el bienestar), y éticas (viola el derecho de propiedad).

En economía es eficaz lo que aumenta el bienestar de la gente, que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que dispone para satisfacer sus necesidades, la mayoría de los cuales hay que comprar, para lo cual hay que pagar precios, que conviene que no suban (lo ideal es que bajen). Esta es la razón por la cual la inflación, que es el alza de la mayoría de los precios (véase: https://www.razon.com.mx/opinion/2024/12/11/que-es-la-inflacion/), es económicamente ineficaz.

En ética es justo lo que respeta los derechos de la personas, incluido el derecho de propiedad al producto íntegro de su trabajo, del que se deriva el derecho de propiedad al poder adquisitivo íntegro de su trabajo, y por ello de su dinero, derecho que quien permite y/o provoca la inflación, en nuestro caso el Banco de México, viola impunemente, sin consecuencias de ningún tipo: sin imposición de castigo y sin obligación de resarcir. Esta es la razón por la cual la inflación, que es la pérdida en el poder adquisitivo del dinero y del trabajo, es injusta (véase: https://www.razon.com.mx/opinion/2023/01/26/inflacion-injusticia-y-delito/).

Que el Banco de México, como muchos otros bancos centrales (mal de muchos consuelo de idiotas), tenga meta de inflación (debiendo mantenerla entre 2% y 4%), quiere decir que está a favor de la pérdida en el poder adquisitivo de nuestro dinero (ojo: nuestro), y nuestro trabajo (ojo: trabajo), lo cual implica estar a favor de la peor de las tres posibilidades en torno al poder adquisitivo del dinero y el trabajo. (I) Que se recupere: que con la misma cantidad de dinero, al paso del tiempo, se pueda comprar una mayor cantidad de los mismos bienes y servicios. (II) Que se mantenga: que con la misma cantidad de dinero, pasando el tiempo, pueda comprarse la misma cantidad de los mismos bienes y servicios. (III) Que se pierda: que con la misma cantidad de dinero, al paso del tiempo, se pueda comprar una menor cantidad de los mismos bienes y servicios.

La primera opción (deflación), implica mayor eficacia económica (aumenta el bienestar), y justicia ética (se respeta el derecho de propiedad). La segunda (estabilidad), supone igual eficacia económica (se mantiene el bienestar), y justicia ética (se respeta el derecho de propiedad). La tercera (inflación), implica ineficacia económica (se reduce el bienestar), e injusticia ética (se viola el derecho de propiedad). Desde este doble punto de vista, eficacia económica y justicia ética, ¿cuál es la peor opción? La tercera, la inflación, que reduce el bienestar y viola derechos. Y esa, la peor de las tres, es la que ha elegido el Banco de México, malo, y la que la mayoría, por ignorancia, acepta sin rechistar, peor.

Sirvan estos Pesos y Contrapesos, que son un grano de arena, para ayudar a superar esa ignorancia.

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