No cabe duda de que el inicio de 2025 en el continente americano ha sido, cuando menos, trepidante. Aquí un análisis de los sucesos más relevantes.
Vayamos de sur a norte. Empecemos con un nuevo episodio en la interminable crisis política de Venezuela. El 10 de enero estaba fijado como fecha de toma de protesta para el periodo de Gobierno 2025-2031. Desde que se celebraron las “elecciones” en julio pasado, el país entró en un ciclo renovado de conflicto. Sin ninguna evidencia presentada a la fecha, el sátrapa Nicolás Maduro se autoproclamó ganador; por contraparte, y a pesar de las inmensas dificultades para realizar campaña y la resistencia en defensa de la liberación de la tiranía en Venezuela, la heroica oposición, encabezada por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, acreditaron fehacientemente —con el aval, además, del Centro Carter, entre otros observadores internacionales de prestigio— su triunfo en las urnas.
La violencia y los embates contra la oposición se acrecentaron y Edmundo González tuvo que salir del país, mientras que Machado continuó con la resistencia interna. Los días previos al 10 de enero, Edmundo González realizó una exitosa gira por el continente, que le permitió ir sumando gobiernos y organismos internacionales que le reconocieron como presidente electo. Fue ganándose el apoyo, inclusive, de la gran mayoría de los aliados tradicionales del chavismo. Sin embargo, a pesar de los recursos políticos reunidos, no alcanzó para que se cumpliera el objetivo de la oposición: que Edmundo González asumiera como presidente. El narco-régimen de terror de Maduro de nueva cuenta se salió con la suya. Y México, en compañía de Cuba y Nicaragua, ha desempeñado un mal papel.
Prioridades en Sinaloa
Cambiando de latitud, lo que ocurre en Estados Unidos es, sencillamente, lamentable y bizarro. Se cumplieron cuatro años del asalto al Capitolio y, quien fuera el responsable político de azuzarlo, está a cinco días de volver a la Casa Blanca. En contraste, ahora, vimos cómo Kamala Harris, cumpliendo honorablemente con sus funciones constitucionales, certificó en el Congreso, pacíficamente, su propia derrota ante Trump, mientras que éste, delincuente sentenciado, va haciendo todo lo que puede para irse librando de los demás juicios en su contra. Mientras que en Los Ángeles están padeciendo literalmente un infierno dantesco, que ha dejado a su paso una dolorosísima estela de muerte y destrucción, el resto del mundo se prepara para enfrentar las amenazas expansionistas de Trump, acogiendo con sonoras carcajadas mezcladas con indignación —y algo de preocupación— sus ridículas declaraciones sobre Canadá, Groenlandia, el Canal de Panamá y el Golfo de México.
Y ya que se menciona Canadá, también cimbró la política de Norteamérica el anuncio de Justin Trudeau de renunciar como primer ministro y líder del todavía gobernante Partido Liberal. A poco más de nueve años de un Gobierno que inició con una enorme popularidad, respaldo social y reconocimiento internacional, el desgaste de Trudeau se aceleró. La situación de los migrantes, el encarecimiento de la vivienda, la inflación y el desempeño de la economía le fueron cobrando factura.
Para no dejar fuera del comentario a nuestro país, se cumplen los primeros 100 días de la nueva administración. Su ánimo festivo y el apoyo reflejado en las encuestas contrastan con el deterioro institucional y las poco favorables perspectivas económicas y políticas ante la nueva relación bilateral con Estados Unidos. Ahí está la conferencia magistral que dio el expresidente Ernesto Zedillo la semana pasada en el ITAM.