DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Plan México: interesantes reflexiones

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: Imagen: La Razón de México

En días pasados el gobierno de la presidenta Sheinbaum presentó una estrategia de desarrollo económico para la prosperidad mexicana. Lo anterior frente a la mayor caída de empleo formal en los últimos 20 años, que puso el semáforo económico de México Cómo Vamos, en números rojos, sumado a la caída reportada de la clase media en nuestro país por el propio Inegi en su ejercicio de cuantificación. La misión del plan es retomar la senda económica y apostar al largo plazo con visión regional del país, de alguna manera retomando la visión de desarrollo y polos, que se había abandonado en el sexenio anterior.

Al respecto, en su espacio del programa noticioso Tiempo de Negocios (que conduce Darío Celis), Fausto Barajas, analista económico y especialista en infraestructura habló sobre la ejecución del Plan México. Más allá de lo que los analistas dicen (o decimos), sobre costos, alcances, recursos, impacto de las reformas, o incluso el propio funcionamiento actual del Estado de derecho en nuestro país, Barajas explica la importancia de poner sobre la mesa un documento que envía una señal de voluntad de actuación sobre proyectos.

En la reflexión de Barajas, un experimentado exfuncionario de la infraestructura, existe una necesidad de aterrizar con acciones que se desdoblen en la administración pública federal, en todos los programas y proyectos de inversión. Y desde mi perspectiva, aquí es donde la administración autodenominada 4T, ha cojeado en la implementación; hemos visto fallar, sobrecostear, o subutilizar las grandes inversiones productivas que se han propuesto (Aeropuerto, Tren Maya, Refinería, Mexicana, Gas Bienestar, Banco Bienestar). El propio Inegi ha expuesto como el segmento de construcción se ha venido para abajo en este último año, es decir, el gobierno cuatroteísta no ha tenido una visión productiva, sino más bien redistributiva a través de sus programas sociales.

Retomando a Barajas, reflexiona sobre la importancia de que exista un grupo de alto nivel en la oficina de la Presidenta, con capacidad de seguimiento y ejecución, que elementalmente logre tres elementos básicos 1) entendimiento de la política pública, los trámites y objetivos gubernamentales, 2) un canal de interlocución directo y rápido, con apoyo y confianza total de la Presidenta y 3) una posición de autoridad formal dentro del Gobierno para que sus pares (secretarios, directivos paraestatales y sectores industriales) tengan un interlocutor claro.

Con los anteriores elementos, se podría generar la virtud de desatorar la maraña en que terminan muchos planes, dado que las visiones de las dependencias no siempre caminan de la mano. En palabras del periodista Darío Celis, se necesita un mariscal que esté especializado en llevar a cabo el plan, con entendimiento de la famosa tramitología gubernamental; sincronía con la Presidenta, de sus instrucciones, y su filosofía de mando; con funciones específicas (por decreto, no de membrete) dedicadas a empujar la implementación de los puntos transversales para lograr proyectos de inversión.

Uno de los principales problemas con el tema de las funciones, es que, si esta oficina no existe en estructura orgánica, su funcionalidad operativa real nunca existirá tampoco, y es que eventualmente existen funciones y atribuciones a las que secretarios y directivos deben responder, por lo que se vuelve relevante el seguimiento articulado y reconocido legalmente para lograr la ejecución de un plan. En fin, retomo estas recomendaciones, que suenan prudentes, y que además provienen de la experiencia y una gestión ejecutiva; porque en estos tiempos cuatroteístas por los que pasa México, ya tenía rato que no se hablaba de desarrollo económico y competitividad.