Es paradójico que, en una ciudad como la de México, tan caótica y tan necesitada de cuerpos de emergencia, las y los bomberos se queden sin el vital líquido.
No le hablo de las pipas para apagar fuegos, sino de los garrafones para apagar la sed y las necesidades básicas de este heroico cuerpo que todos, todos los días, arriesga la vida para salvaguardar la integridad de las y los capitalinos.
Hasta el castillo me han llegado denuncias sobre las precarias condiciones laborales en las que se encuentran los bomberos, quienes tienen que operar con sus recursos hasta en lo más básico.
En una estación, me cuentan, hay tres turnos y labora casi una centena de elementos. A ellos, antes de la llegada de estas administraciones de la transformación, el propio Gobierno les proveía de garrafones de agua para los alimentos y para beber.
Pero se dejó de comprar agua en garrafones de 20 litros y se optó por crear una purificadora en una sola estación de bomberos y ésta proveía a todas las demás estaciones.
Sin embargo, el escándalo se desató cuando en los tanques donde se almacenaba el agua “purificada” se encontraron ratas y otros animales muertos. Eso hizo que los elementos dejaran de consumir agua de ese sitio y tiempo después, el Gobierno central optó por cerrarla.
Hoy todos los bomberos tienen que hacer “la vaquita” en cada uno de los tres turnos para comprar su propia agua en purificadoras o rellenadoras donde el agua es cuestionable, pero es la única que está al alcance de los bolsillos de los apagafuegos.
Lo anterior, me dicen, sin mencionar que los recortes presupuestales no sólo han afectado el agua para beber, sino hasta el equipo con el que tienen que llevar a cabo labores de rescate de vida o muerte.
Paradójicamente, el Gobierno de la capital ha lanzado un programa para llevar agua a los habitantes de las colonias con alto estrés hídrico. Un programa que, de entrada, no cuenta con el aval de la autoridad federal, pues investigaciones periodísticas relevaron que echaron a andar su purificadora del Bienestar sin que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios revisara primero las instalaciones y hasta la calidad del agua.
Pero bueno, el Gobierno local se puso a repartir garrafones de agua a diestra y siniestra, en una estrategia con más tintes políticos que de verdadero interés en solucionar la falta de agua de calidad en la capital del país.
Ojo, dentro de este programa no están contemplados los bomberos u otros cuerpos de emergencias o auxilio que tienen que seguir comprando sus propios garrafones y su propio equipo, porque simplemente no atienden sus demandas ni escuchan sus peticiones. Lamentable.
En el baúl. A partir de hoy comienza una nueva era en el mundo y una turbulencia política internacional para México. Las amenazas de repatriaciones masivas, el aumento en los aranceles y la posible intervención en territorio nacional, son sólo tres de los tantos dolores de cabeza que vendrán desde los Estados Unidos con la llegada de Donald Trump a la presidencia del país más poderoso del mundo. Todo parece indicar que el llamado “Plan México” se presentó para dar la impresión de que se están tomando medidas y así comprar tiempo ante las inminentes acciones que ejecutará Trump. Ya veremos de qué están hechos en Palacio Nacional.
Basta por hoy, pero el próximo lunes… regresaréeeeeeeee!!!