QUEBRADERO

Rumbo a la dimensión desconocida

Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Javier Solórzano Zinser *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: Imagen: La Razón de México

Trump impone porque lo puede hacer y porque no confía en nadie de no ser en él mismo. Es por lo que cuando se refiere a México toma decisiones autoritarias sin utilizar la palabra colaboración, este concepto no está en su vocabulario.

No confía porque la historia entre México y EU en materia de seguridad está llena de contradicciones y frustraciones, debido a que en muchas ocasiones las autoridades mexicanas han sido factor clave para impedir detenciones o acciones en contra de la delincuencia organizada.

A esto sumemos los muchos abusos de parte de los agentes de las agencias de seguridad de EU. Con soberbia trabajan en nuestro país abusando de los acuerdos de colaboración.

Como fuere, nos viene bien que para enfrentar el momento tan delicado que ya estamos viviendo, vernos a nosotros mismos. No para escatimar lo que hacemos en medio de nuestras contradicciones, sino para asumir virtudes y defectos en medio de circunstancias en que, al reconocer lo que somos, podríamos tener una mayor capacidad de respuesta e identificar muchos de los problemas internos, sin pasar por alto que muchos otros son bilaterales y multilaterales.

Las arengas como respuesta sólo satisfacen el mercado político interno. Sin embargo, no nos abren la posibilidad de enfrentar de manera integral el tsunami que ya llegó.

En diferentes pasajes de la relación bilateral muchos operativos han sido frustrados, porque las autoridades mexicanas han alertado a los delincuentes. El Ejército Mexicano ha sido señalado en voz baja por razones políticas y diplomáticas, lo que terminó por ser un factor para impedir operativos de colaboración con las autoridades de EU. En los últimos años, la Marina resultó, en este sentido, más efectiva y confiable que el Ejército.

En medio de nuestras adversidades, hay que identificar con claridad las intenciones expansionistas, aislacionistas y racistas de Trump, las cuales no se habían vivido en las últimas décadas de manera tan abierta y abyecta por parte de algún presidente de EU.

Este hecho da un giro brutal a las cosas.

Trump está en una posición favorable para hacer buena parte de lo que se ha propuesto. No le importa meterse en líos legales porque buena parte de la Suprema Corte está en sus manos. En su primer periodo se abocó a renovar la Corte, por cierto, algo similar se hizo por acá.

Sin embargo, tendrá una dura batalla en tribunales, que, en muchos casos, no podrá solventar ni resolver fácilmente. Es más, muchas las perderá. Mientras tanto ha echado a andar su efectiva maquinaria que provoca estados de ánimo y profundos temores.

Lo que estos días ha pasado en la vida de cientos de miles de migrantes ha sido y es doloroso y triste. Estamos viendo apenas el inicio de lo que puede terminar por ser una tragedia humana.

Trump no ha tenido ni va a tener la más mínima consideración humana. Desde hace varios días han empezado las redadas sin importar que algunos lugares como escuelas, iglesias o ciudades consideradas como santuarios, sean un refugio para los migrantes. En el fondo se respira un tufo de limpieza racial profundamente preocupante que puede provocar consecuencias sociales que nos coloquen en lo más oprobioso de nuestro pasado, no solamente en la relación bilateral sino en la dinámica del mundo.

En este proceso de ir con rumbo a la dimensión desconocida no todo está hecho ni definido. Existe todavía un largo camino por recorrer, que se cruza con lo que pueda pasar al interior de EU y, en el caso de México, será clave la forma en que vaya reaccionando un gobierno al que le urge sensibilidad, fuerza, inteligencia y sobre todo una vocación por resolver el entuerto en que ya estamos metidos.

RESQUICIOS. La mayoría le ha pedido a la oposición solidaridad y unirse ante el tsunami Trump. No es momento para escatimar apoyo. La mayoría debe entrar con convicción al terreno de “entre más poderoso más generoso”, porque se la ha pasado arrastrando a la oposición.

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