HABLANDO DE DERECHOS

Emilia Pérez

Jacqueline L'Hoist Tapia *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

La película Emilia Pérez ha generado un intenso debate desde su estreno con una opinión bastante dividida e incluso opinan quienes no la han visto. Más allá de las críticas sobre si las actuaciones son buenas o no y sobre todo, la polémica en torno a su representación de México y el narcotráfico, hay que mirarla como lo que es, una película, no un documental, no es un informe académico o una redición de cuentas de gobierno, ¡es una película! Como defensora de derechos humanos y feminista me puse las gafas de género y, desde una perspectiva de derechos humanos, la vi.

En esta película hay mujeres que nos comparten sus vidas desde el eje del personaje principal, Manitas, quien es un narcotraficante que decide vivir como Emilia Pérez. Su historia plantea varias cuestiones sobre la fluidez de género y de esta manera contribuye a visibilizar realidades que a menudo son silenciadas y estigmatizadas, reflejando la importancia del derecho al libre desarrollo de la personalidad, del derecho a que las personas elijan su identidad de género sin ser discriminadas. Hay otras dos mujeres más: una es Rita Mora Castro, un personaje que nos estremece. Ella, Rita, toma su vida en sus manos y le da un giro, se repiensa y construye su proyecto de vida desde decisiones cuestionables. Una más es Jessi. En nuestro México hay muchas Jessis, vinculadas con la delincuencia organizada, desde realidades dolorosas y contextos descompuestos, en donde olvidamos muchas veces que antes de buchonas, como despectivamente se les nombra, son mujeres con historias.

La película nos arrastra a ver dos realidades que quisiéramos no ver y no oír, como el de las personas desaparecidas. En este sentido, resalta la intención de visibilizar a las miles de personas desaparecidas en México debido a la violencia por el crimen organizado y de las madres que buscan a estos seres queridos. Una de las críticas ha sido que no se hace mención del número exacto y sí, es cierto, contarles y visibilizarles es central, pero decir 100,000, es decir un montón, porque ya con una son muchas. La película no elude la problemática de la violencia de género y cómo ésta se manifiesta en diferentes contextos sociales, como la historia de abuso de Epifanía por parte de su esposo. Todas estas historias entrelazadas son ejemplos de la lucha por la libertad y la autodeterminación, no sólo a nivel individual, sino también a nivel colectivo.

No soy fan de los musicales, pero he de reconocer que hay escenas que se realzan con el recurso de la música y nos llevan a un mundo tan absurdo, pero tan real, como las vivencias de sus protagonistas.

Como conclusión, Emilia Pérez es una película que invita a la reflexión y al diálogo. Más allá de las polémicas, es una obra que nos invita a cuestionar nuestras propias creencias y a ser más empáticas y empáticos con las experiencias de las demás personas. La película nos recuerda que la lucha por el trato igualitario y la justicia es un camino constante y que el cine puede ser un medio para visibilizar estas problemáticas que requieren de un cambio.

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