VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

¿Quién liberó a los rehenes?

Gabriel Morales Sod *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Emily, Doron y Romi regresaron vivas la semana pasada después de 431 días en manos de Hamas. De inmediato, todos quisieron adjudicarse el crédito.

El presidente Trump no tardó en celebrar el acuerdo en su cuenta de X, a pesar de no haber participado en las negociaciones hasta los últimos días. El expresidente Biden, por su parte, salió en un discurso a declarar que la liberación fue resultado de su arduo trabajo diplomático, a pesar de haber fallado una y otra vez durante más de un año y medio en lograr que las partes llegaran a un acuerdo.

Netanyahu también se sumó a la “fiesta”, a pesar de haberse encargado, en más de una ocasión, de arruinar el proceso de negociaciones; e incluso algunos ministros cínicos, por no decir siniestros, que habían votado en contra del acuerdo apenas unas horas antes, no dudaron en darle la bienvenida a las supervivientes.

En realidad, ni éstos ni aquéllos fueron los responsables de traer de regreso a las tres heroínas.

Fueron los padres de Omer Shem Tov quienes tan sólo unas horas después de que secuestraran a su hijo crearon el Foro de Rehenes que, en cuestión de días, se convertiría en una organización internacional que con el lema “Bring Them Home” ha liderado una campaña publicitaria sin precedentes, llevando la lucha a cada rincón del mundo.

Fueron los dueños de la empresa de tecnología Check Point quienes decidieron ceder, durante ya más de un año y medio, su nuevo edificio y cancelar su mudanza para que el Foro tuviera una sede. Fueron los cientos de voluntarios, diseñadores, voceros, mercadólogos y traductores que se unieron a la lucha; las abuelas voluntarias que, día tras día, se turnan para cocinar y llevar comida caliente a las familias, y Rebecca, quien dejó su trabajo en una organización filantrópica para dedicarse por completo y sin sueldo a recaudar fondos para la causa.

Fueron los familiares de los rehenes quienes alquilaron megáfonos gigantes para llamar a sus hijos desde la frontera entre Israel y Gaza, y las madres de los rehenes quienes, vestidas de blanco, se reúnen cada día afuera del Parlamento exigiendo su regreso. Fue Einav Zangauker, la madre de Matan, rehén en Gaza, quien sin miedo decidió ser la primera en enfrentarse públicamente a Netanyahu; y fue Rachel Goldberg Polin, madre de Hersh, quien después de haber enterrado a su hijo decidió dar una entrevista en horario estelar y decir que no dejaría la lucha hasta que regresen los que aún están vivos. Fue la hermana de Romi, quien regresó esta semana de Gaza, quien se enfrentó al ministro de ultraderecha Ben Gvir en el Parlamento; e Ilana Gritzewsky, de nacionalidad mexicana, quien después de regresar del cautiverio dio un monólogo estremecedor contando su experiencia y exigiendo el regreso de Matan, su novio. Fue Yocheved Lifshitz, de 85 años, quien tan sólo unas semanas después de ser liberada se unió al movimiento, y su nieto Daniel quien dejó de trabajar para dedicarse exclusivamente a luchar para que regrese su abuelo, el esposo de Yocheved.

Fueron los miles, cientos de miles, de israelíes que semana con semana, a pesar de haber perdido toda la esperanza, salieron a las calles, quienes terminaron forzando la mano de los políticos. Y serán ellos, todos ellos, quienes seguirán luchando hasta que regrese el último de los rehenes, aunque varios de los políticos ya estén planeando cómo arruinar el acuerdo.

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