Los llamados a la Unidad Nacional, ante lo que los despistados denominan amenaza Trump, hoy carecen de contenido tangible, de programas y acciones específicas que hagan interactuar a la mayoría de sectores y segmentos sociales y políticos en torno a objetivos precisos… aunque soflamas discursivas buscan cobijar al gobierno bajo la premisa de que todas las acciones oficiales son infalibles.
Pero la Unidad (con mayúscula) en un país multicultural, mestizo, multiétnico, con enormes divergencias socio-económicas de región en región, sólo puede ser consistente y duradera si está basada en su diversidad. El presidente del Partido Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno, es una de las personalidades de la oposición política que ha cuestionado esa unidad nacional, pues detectó un exhorto oficialista para obtener un “cheque en blanco” que consolide un partido hegemónico cuyos resultados como gobierno —pese a enormes dispendios— son pobres y amargos.
Así, la Unidad Nacional pasa necesariamente por el diálogo abierto, franco, y con propuestas de acción inmediatas y estratégicas, de poderes, fuerzas políticas de oposición y organizaciones sociales a las que ahora ni se les ve ni se les oye.
La Unidad Nacional es posible con base en la división republicana de poderes, en elecciones libres y transparentes sin una intromisión del gobierno que solape el INE de Guadalupe Taddei; es posible sin mayorías legislativas construidas a través de ilegítimas sobrerrepresentaciones y/o corromper legisladores como fue público entre Miguel Ángel Yunes y Adán Augusto López; la necesaria unidad ante el reto geopolítico más importante de los últimos 200 años requiere de un Poder Judicial autónomo, profesional y cuyos integrantes no le deban sus cargos a partido político alguno.
Sin garantías ciertas sobre la continuidad de un sistema democrático, certeza jurídica y funcionalidad del Estado de Derecho, la unidad será de cartón.
La Unidad Nacional es posible en torno a la probidad y honestidad de los funcionarios públicos, quienes por su compromiso y alto servicio a la nación deben ser recompensados debidamente, no castigados salarialmente en aras de una austeridad ficticia. La vida de ensueño de la gobernadora zacateca de Veracruz, Rocío Nahle y de su hermana Nena, mientras la Refinería de Dos Bocas precipitó la quiebra de Pemex y no refina un barril de gasolina, es incompatible con la Unidad Nacional.
También es incompatible con el enriquecimiento explicable de clanes, mientras el sistema de salud, del que se beneficiaron, colapsa, y las obras emblemáticas que supuestamente detonarían el desarrollo nacional están inconclusas y hunden la hacienda pública… hacienda endeudada al tope también por gastos electorales disfrazados de apoyos sociales.
Una tarjeta de débito con 2 mil pesos y un servicio médico en crisis no anclará a los paisanos deportados en sus poblados de origen.
La Unidad Nacional es posible sobre un acuerdo franco entre todos los niveles de gobierno y la representación ciudadana más amplia para rechazar la penetración del crimen organizado en el tejido social, en la cultura y en los ecosistemas económicos y financieros. Negar a los cárteles como organizaciones terroristas, impide la unión real y en paz del país.
La Unidad requiere el respeto a la propiedad privada, de respaldo en palabra y en financiamiento a emprendedores y empresarios, sin persecución fiscal, sin incertidumbre regulatoria. Es factible en pro de sistemas educativos incluyentes, con el compromiso de que la educación es una herramienta de movilidad social, no de ideologización.
La Unidad Nacional es factible bajo el entendimiento de que los mexicanos somos ciudadanos del mundo, parte del bloque de América del Norte y no aliados de dictaduras.
La Unida es posible, pero debe edificarse.
Pemex, Anel y el pago a proveedores prioritarios. En la ya celebré “Casita de las Lomas” donde funcionarios de la 4T acostumbran recibir a gente VIP para negociar los más diferentes acuerdos, se supo que la secretaria de Energía, Luz Elena González y el director de Pemex, Víctor Rodríguez, sesionaron con diversos grupos de proveedores prioritarios, o los que el gobierno mexicano considera que son vitales para mantener la operación petrolera.
Y que ahí se ofreció pagar una parte y “en tramos” los adeudos a partir de finales de febrero próximo y/o inicio de marzo. No fueron ofrecimientos de esquemas de pago, sino promesas a cambio de mantener suministro de servicios y productos pues el gobierno —se informó— prepara un modelo de financiamiento para ello.
¿Será que en Energía se preparan para asumir funciones de la Secretaría de Hacienda a partir de febrero entrante?
Para los que no hay mucho, salvo pagos parciales con posibles quitas de entre 50% y 70% es para los pequeños y medianos proveedores… aduciendo unas severas auditorías sugeridas por la jefa de oficina del director general, Claudia Anel Guerrero Martin.
Esto, por supuesto, agrava la parálisis operativa de la empresa.
Y es que Guerrero Martin esta más preocupada por cobrar revanchas personales y reinstalar a excompañeros de la administración de Calderón y Peña Nieto, cuando fue coordinadora por más de 12 años de los consejeros independientes de la petrolera.
Morena y el canibalismo chintololo. En pleno modo pirinola toma todo, la nueva alcaldesa de Azcapotzalco, Nancy Núñez, decidió correr —previo acoso— a una veintena de trabajadores de base en puestos catalogados de irreductibles, por emplear a mujeres. Sí, el gobierno más feminista y humanista de la historia, en su versión chintolola, convirtió en basura el oficio SAF/DGAPyDA/0051/2024 que rechaza despidos injustificados de personal en tipo de nómina 8.
Nancy, en la revancha contra mujeres que trabajaron con la alcaldesa panista Margarita Saldaña, envió a barrer calles y jardines a damas capacitadas en monitoreo de las cámaras de seguridad.
Pero la canallada no termina ahí: el actual contralor, Antonio Carrillo Martínez, está señalado de acoso… eso sí, muy del segundo piso.
Ya le cuento.