DESDE LAS CLOACAS

Utopías

El Duende
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
El Duende *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

La Real Academia de la Lengua Española define la palabra “utopía” como un “proyecto deseable pero irrealizable”. Si un político de nuestro país leyera esta definición, seguramente se reiría.

¿Qué sería una utopía para uno de ellos? Seguro que hay muchos proyectos, pero lo cierto es que para un político tener dinero y poder, es una utopía que no todos pueden lograr. Contar con una base social que le ayude a conseguir puestos de poder, subir en el escalafón y así hasta llegar al máximo encargo público.

Las Utopías (Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y la Armonía Social) en Iztapalapa nacieron con distintos propósitos, entre ellos, recuperar espacios públicos que estaban en el abandono o que muchas veces se utilizaban para fomentar vicios sociales.

Esos espacios fueron transformados para el disfrute del arte, el deporte, la cultura, la naturaleza, etcétera, en favor de los habitantes de la zona oriente, quizás históricamente la más desfavorecida en el tema de servicios públicos.

Hasta el momento, el proyecto impulsado por la entonces alcaldesa de la demarcación más poblada de la Ciudad de México cuenta con 16 unidades —en una alcaldía habitada por 1.8 millones de personas— y se tiene proyectado que, ahora como Jefa de Gobierno de la capital, se construyan 100 Utopías.

No está demás decir que esta iniciativa social y urbana, ha sido reconocida por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas por su aporte en la reconstrucción del tejido social, que tanta falta nos hace. Hasta ahí todo bien, ahora déjeme contarle el “Lado B” de esta historia, porque las utopías también se han convertido en un bufet político, un botín de ciudadanas y ciudadanos a quienes ahora quieren que estén en favor de la causa política del Gobierno.

Hace un par de semanas, en esas mismas Utopías, las y los funcionarios encargados de administrarlas, exigieron a los beneficiarios que debían apartar la fecha del 26 de enero para acudir al Auditorio Nacional y apoyar en su informe por los primeros cien días, a la Jefa de Gobierno, Clara Brugada.

“Ella fue quien trajo las Utopías, ahora nos toca a nosotros ir a apoyarla, se pasará lista”, ésta, me cuentan, fue la advertencia a los ciudadanos que todos los días acuden a estos centros a practicar algún deporte o ensayar algún tipo de expresión cultural.

Se trata principalmente de adultos mayores, personas de la tercera edad con alguna discapacidad y jóvenes que se inscribieron en estos centros construidos con recursos públicos, pero que hoy son presa de caprichos políticos.

Ahora entendemos por qué las utopías pasaron de ser administradas por la alcaldía, a ser parte del Gobierno de la CDMX. Queda claro que para la 4T son un apoyo seguro que no puede estar en manos de cualquiera y menos en estos tiempos tan convulsos.

En el baúl. Las políticas migratorias de la Casa Blanca provocarán un caos en la frontera norte de México. Las autoridades tienen contemplado que en los próximos meses no sólo habrá un retorno masivo de migrantes, sino también un incremento en el consumo de drogas en ciudades fronterizas. El fenómeno ya se está notando y la administración federal no cuenta con un plan para aminorar las consecuencias. Se convertirá en un verdadero problema que le dará la razón a Trump.

Basta por hoy, pero el próximo lunes… ¡regresarééé!

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