No sabemos qué pasará a futuro con la migración, pero es un hecho que los migrantes seguirán en busca de lo que se llamaba el “sueño americano”; es su alternativa, porque no les queda de otra.
Desde hace años la agenda México-EU tiene como uno de sus ejes la migración. En los 90 se vivieron amenazas con leyes como la Simpson-Rodino que buscaban expulsar a los migrantes que llamaban ilegales, llenándolos de todo tipo de adjetivos de manera similar a lo que está haciendo Trump. La diferencia es que ahora la migración creció, los problemas se agudizaron y el presidente tiene algo así como todo el poder.
En aquella ocasión la aplicaron en un 5 de mayo a principios de los 90, una fecha que consideran nuestra fiesta nacional. Cubrimos por aquellos días lo que se aseguraba sería la expulsión de miles y miles de migrantes, particularmente por la zona de Tijuana. Nada de eso pasó. Cruzamos la frontera caminando por la zona conocida como el “Soccer Field”, lugar en donde por las mañanas jugaban futbol los migrantes y algunos policías de la patrulla fronteriza para que por la tarde-noche dejaran de jugar para que los policías se dedicaran a perseguir migrantes, quienes intentaban cruzar la línea. Para que se dé una idea, cruzamos hasta la carretera que lleva a San Diego con todo y camarógrafo y nadie nos detuvo. Fue en aquella ocasión un intento más propagandístico, en el fondo, no había convicción por hacerlo.
Ni tan espontáneo
Algo similar pasaba al final de la Avenida Revolución, zona limítrofe con la frontera, también en Tijuana. Los migrantes se sentaban pacientemente a que fuera de noche para tratar de cruzar. La noche era al mismo tiempo un aliado y un peligro, porque en muchas ocasiones llegaban a la carretera y podían ser atropellados. Las autoridades de San Ysidro tuvieron que colocar letreros para que los automovilistas tuvieran cuidado con los migrantes que podrían estar cruzando el freeway para no atropellarlos, lo llamaban “hit and run”.
De alguna manera la migración era idealizada porque no se cuestionaba absolutamente nada en los países que expulsaban sus ciudadanos, era vista como normal y como la salida a los problemas internos en materia económica.
La migración es una necesidad y en muchas ocasiones, una forma de sobrevivencia, en particular en América Latina, la cual ha estado expulsando a sus ciudadanos por razones económicas y ahora también por motivos políticos. Los gobiernos encuentran en las remesas su salvación económica ante la crisis que aparece por doquier. Ahora los llaman “héroes” siendo que en muy pocas ocasiones han estado atentos a lo que padecen y viven.
Hace algunos años en El Salvador se presentó una crisis incontrolable. Padres y madres de familia les pedían, más bien exigían, a sus hijos que dejaran el país ante la violencia brutal de las Maras Salvatruchas, las cuales buscaban a toda costa integrar a los jóvenes a su brutal organización.
Con Bukele las cosas han cambiado bajo un autoritarismo que, paradójicamente, les ha dado tranquilidad a muchas familias. Tarde que temprano la fórmula en El Salvador tendrá repercusiones internas, por ahora se ve como un muy cuestionable modelo; después de San Salvador, Washington es la ciudad con más salvadoreños.
El problema es y será el cómo dar salida a miles de migrantes que van a encontrar en sus lugares de origen realidades distintas a las que dejaron, y, sobre todo, cómo van a enfrentar la violencia y persecución de la que huyeron.
El momento Trump tendrá que ser superado. El problema es cuánto tiempo estaremos en esto, lo cual está provocando crisis severas en más de un país.
RESQUICIOS.
Las y los culichis van saliendo como pueden a las calles. La semana pasada se organizaron dos significativas manifestaciones con denominador común: “Fuera Rocha”. Es lamentable cómo en lugar de que en Morena sean autocríticos juegan con el lenguaje para apoyar a un gobernador prescindible en medio de la larga tormenta.