FRONTERA DE PALABRAS

El Holocausto

Mauricio Leyva
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Leyva *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

Permitir que el Holocausto desaparezca de la memoria

sería deshonrar el pasado y traicionar el futuro

António Guterres Secretario General de la ONU.

La Organización de las Naciones Unidas conmemora cada 27 de enero el Día Internacional de la Conmemoración en memoria de las víctimas del Holocausto. De la mano del Programa de Divulgación sobre el Holocausto, dicha conmemoración convocó a intelectuales y sobrevivientes a realizar un análisis sobre el impacto de este indignante acontecimiento que, sigue causando conmoción en las nuevas generaciones. El Secretario General de la ONU, António Guterres, inició su mensaje recordando a las víctimas: “Este año se cumplen 80 años desde el final del holocausto. Lloramos a los 6 millones de judíos asesinados por los nazis y sus colaboradores cuyo objetivo fue borrar a todo un pueblo de la faz de la tierra. Lloramos a los romaníes, a los sintis, a las personas con discapacidad y a todas las demás personas esclavizadas, perseguidas, torturadas y asesinadas”.

El llamado del Secretario General de la ONU es para aprender del pasado, para no repetir aquellos errores no sólo en el aspecto político sino también en lo que nos resulta inminentemente humano. Las heridas que la Segunda Guerra Mundial dejó en el mundo y en el pueblo judío siguen abiertas; pero también no hay que dejar de lado el hecho de que los alemanes, son una gran nación y que no todos los alemanes fueron nazis, como no todos los árabes son terroristas y que estigmatizarlos sugiere un racismo a la inversa. Por ello, cabe destacar que la importancia de mantener viva la memoria del Holocausto debería de servir para que los líderes políticos repensaran la responsabilidad que tienen cuando asumen el poder. Las guerras, la violencia, la contaminación, la pobreza y la desigualdad, son cinco de las más dolorosas invenciones del hombre y parece que no quieren ponerle fin. En esta nueva era hemos olvidado que el dinero es un medio, no un fin. Y lamentablemente lo que ahora se coloca en la mesa de quienes toman decisiones es la ganancia, el obtener, el acumular más riqueza, armas y poder por encima de todo, incluso de ellos mismos. En el aspecto humano, vivimos ya las consecuencias de la migración en todas sus variantes y en la mayoría de los continentes se inicia una rechazo “al otro”, sin distingo de raza, ni de credos religioso. En este sentido, las personas no estamos siendo tolerantes con los demás, con quienes nos resultan ajenos y quienes un día fueron migrantes rechazos, son quienes en su mayoría, hoy, piden que se expulsen a quienes arriban. Los antiguos campos de concentración, actualmente son granjas de explotación humana para indocumentados y los asesinatos raciales son una reacción salvaje de quienes se dicen civilizados.

António Guterres, Secretario General de la ONU ha hecho dos señalamientos que me parecen importantes de destacar; el primero es un llamado “denunciar el odio y defender los derechos humanos de todos”; el segundo, el de “renovar nuestra determinación de defender la dignidad y los derechos humanos de todos”. El llamado es a vivir con dignidad y a construir una paz sostenible. No obstante, para ello se requiere una nueva filosofía humana y educativa que se enfoque a formar las generaciones que necesitamos. La sensibilidad humana no se obtiene por mandato, se construye desde la educación.