La economía mexicana está creciendo cada vez menos, crecimiento que se mide, en términos generales, por la producción de bienes y servicios para el consumo final, lo que se conoce como Producto Interno Bruto, PIB.
En términos anuales (comparando cada trimestre —el PIB lo reporte el INEGI trimestralmente— con el mismo trintre del año anterior), en el cuarto trimestre de 2022 el PIB creció 4.6%. Un año después, en el cuarto trimestre de 2023, creció 2.4%. Un año después, en el cuarto trimestre de 2024, creció 0.6%. El PIB creciendo cada vez menos.
En términos trimestrales (comparando cada trimestre con el trimestre anterior), en el cuarto trimestre de 2022 el PIB creció 1.1%. Un año después, en el cuarto trimestre de 2023, 0.1%. Un año después, en el cuarto trimestre de 2024, decreció 0.6%. El PIB creciendo cada vez menos y, por último, decreciendo.

Fecha para el tren
La pregunta inevitable es si este menor crecimiento terminará convirtiéndose en recesión, definida como dos o más trimestres consecutivos de crecimiento negativo, como la fue la de 2019, 2020 y 2021, efecto de las presiones recesivas que ocasionó la 4T, con medidas que abarcaron, desde la cancelación de la construcción del que iba a ser el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad México, en octubre de 2018, hasta el cierre parcial y temporal de las actividades económicas consideradas no esenciales, en abril y mayo de 2020, como medida para mantener la sana distancia y enfrentar la pandemia del Covid.
En términos anuales sumamos siete trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PIB: tercero de 2019, menos 0.5%; cuarto de 2019, menos 1.0%; primero de 2020, menos 2.1%; segundo de 2020, menos 20.5%; tercero de 2020, menos 8.1%; cuarto de 2020, menos 3.5%; primero de 2021, menos 1.6%.
Todo lo anterior en términos generales, considerando el comportamiento del PIB. ¿Qué pasa si pasamos de los términos generales a los términos particulares y consideramos, por ejemplo, el Indicador Mensual de la Actividad Industrial por Entidad Federativa, para el pasado mes de octubre (no tenemos información más actualizada). Lo que pasa es que, habiendo de chile, dulce y manteca, se confirma el menor crecimiento de la economía.
La actividad industrial (manufacturas; construcción; minería; generación, trasmisión y comercialización de energía eléctrica, y suministro de agua y gas natural por ductos al consumidor final), representa el 34.3% del PIB. Uno de cada tres pesos de la producción de bienes y servicios y de la generación de ingresos proviene de la actividad industrial.
En octubre, de los 32 estados, 14, el 43.75%, tuvieron crecimiento de la actividad industrial (Tamaulipas el mayor, 12.7%, e Hidalgo el menor, 1.4%), y los restantes 18, el 56.25% tuvieron decrecimiento (Quintana Roo el mayor, menos 52.7% y Durango el menor, menos 1.4%).
El crecimiento promedio de la actividad industrial, en los 14 estados que lo tuvieron, fue 4.55%. Por su parte, el decrecimiento promedio de la actividad industrial, en los 18 estados que lo tuvieron, fue 10.22%.
En resumen: más estados con decrecimiento (56.25%) que con crecimiento (43.75%), y mayor el decrecimiento promedio (10.22%) que el crecimiento promedio (4.55%), todo lo cual es una muestra más de la desaceleración por la que pasa la economía mexicana. ¿Degenerará en recesión?
Continuará.

