PESOS Y CONTRAPESOS

¡0.17%, 4.89%!

Arturo Damm Arnal. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

El fin de la economía es el bienestar de las personas, que depende, en buena medida, de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que disponen para satisfacer sus necesidades, la mayoría de los cuales deben ser producidos, generándose un costo de producción, por lo que hay que pagar un precio, por lo que hay que generar ingreso, por lo que hay que trabajar, por lo que hay que participar en la producción de bienes y servicios, ya sea de manera independiente (cuentapropista), ya dependiente (empleado).

Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi, durante el cuarto trimestre del año pasado, el 69.53% de la población ocupada fue empleada (dependiente), el 21.33% fue cuentapropista (independiente), el 5.79% fue empleadora (con trabajadores dependientes). El restante 3.35% fueron trabajadores no remunerados.

El 69.53% de los puestos de trabajo, prácticamente dos de cada tres, dependen de las empresas y de sus inversiones directas, que se destinan a la producción de bienes y servicios, con los que satisfacemos nuestras necesidades, a la creación de empleos, puesto que para producir alguien debe trabajar, y a la generación de ingresos, puesto que a quien trabaja se le paga, inversiones que dependen de la confianza de los empresarios para realizarlas.

En enero de 2024 la confianza de los empresarios de la manufactura, el comercio, la construcción y los servicios privados no financieros, para invertir directamente en México, según el Indicador de Confianza Empresarial del Inegi, se ubicó, en escala de cero (total desconfianza), a cien (confianza total), en 43.08 unidades. En diciembre cerró el año en 34.80 puntos. A lo largo del año la confianza empresarial para invertir directamente se deterioró seriamente, lo cual acabó afectando a la nueva inversión extranjera directa.

En 2023, en México, la nueva inversión extranjera directa (ojo: nueva, no reinversión de utilidades, no cuentas entre compañías, nuevas inversiones extranjeras directas, las que realmente cuentan para medir la confianza de los empresarios), fue de 5,217 millones de dólares. El 2024 fue de 3,169 millones, 2,048 millones menos, el 39.35%.

Durante el primer semestre de 2023 la suma de las nuevas inversiones extranjeras directas fue de 2,235 millones de dólares. A lo largo del primero de 2024 fue de 1,566 millones, una disminución de 669 millones, el 29.93%. ¿Qué pasó durante el primer semestre de 2024? La expectativa generalizada de que la elección presidencial la ganaría el segundo piso de la 4T.

En el cuarto trimestre de 2023 las nuevas inversiones extranjeras directas en México sumaron 1,425 millones de dólares. En el cuarto de 2024 la suma fue de 784 millones, 641 millones menos, el 44.98%. ¿Qué pasó en el cuarto trimestre de 2024? Llegó al poder el segundo piso de la 4T, con la reforma del Poder Judicial y la supremacía constitucional (véase: https://www.razon.com.mx/opinion/2024/12/26/degeneracion-constitucional-12/).

Para darnos una idea más clara de lo que significan las cifras de las nuevas inversiones extranjeras directas, ¡las que realmente importan!, la suma de 2024 equivale al 0.17% del PIB de la economía mexicana y al 4.89% de las remesas recibidas. ¡Estamos en problemas!

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