Si concedemos inteligencia estratégica a los líderes criminales en un contexto de amenaza por la doble presión, complementaria o supeditada, de los gobiernos de Estados Unidos y de México, puede atribuirse a la comunicación del presunto Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) el objetivo de deslindarse de la noción de generadores de terror, potencialmente detonante de intervenciones contra los integrantes de ese organismo delictivo.
Nosotros no somos tan malos, dicen. Existe dolo detrás de las “invenciones” en relación con la tragedia de Teuchitlán, Jalisco.
Los 37 integrantes del mensaje del CJNG a través de un vocero declamador con técnicas de los años 70, aluden a una audiencia fuera del territorio, quizá a Estados Unidos, cuyo gobierno, por la maliciosa intención “de alguien”, desearía correlacionar la narrativa de Teuchitlán con ese cártel. Eso les perjudica. Con inverosímil orgullo retórico se reivindican como “crimen organizado”. Además “son y están con el pueblo”.

Cierre de filas Gobierno-IP
En el territorio donde están ellos, se indica, hay menos criminalidad, secuestros en particular y, como lo dicen “las estadísticas”, además, “Jalisco está tranquilo”, indica el narcocomunicador.
Si en la CDMX se lograron avances sustantivos con Claudia Sheinbaum y se mantienen con Clara Brugada, eso es política pública. En contraste de estos tiempos, los narcos se suben a un imposible freeride. Modifican lenguaje, pretenden acercarse a una vocería técnica para sus diversas audiencias. Y son fuente de notas de primera plana.
Reconoce pertenencia al crimen organizado, donde “nos regimos bajo códigos”. “Soy padre, hijo, hermano y esposo, y comprendo el dolor y la angustia por la que están pasando, pero no es la manera de hacerlo y distorsionar la realidad”. Solidario. Recrimina a los colectivos buscadores por la relevancia adquirida en Teuchitlán.
El 18 de septiembre del 2024 aseguraron el rancho Izaguirre “sin encontrar indicios o pruebas del campo de exterminio”, sostiene. Se apodera de toda repercusión de las pruebas periciales.
El 8 de marzo del 2025 “un grupo de madres buscadoras, respaldadas por no sé quién y con información de dudosa procedencia, contradicen en un 100 por ciento los indicios encontrados de seis meses anteriores”, recrimina. Su procedencia grupal, en cambio, no podría sino ser causa de certidumbre. Critica: “su deber era comunicar a una autoridad competente y lo que hicieron fue sembrar e idear una película de terror para causar furor en las redes sociales”. El vocero del deber. “Hay cero homicidios en comunidades rurales”, autoacredita.
Remata con amenaza o ratificación de una opción predibujada: “¿qué quieren, otro Sinaloa, donde se rompió la paz social con secuestros y homicidios y tener que migrar a otros estados u otro país para poder estar tranquilos?”.
CJNG es trending topic. El narco como una fuente de verosimilitud del control de daños… para esa organización.
