Lo que nos dejó Roland Garros 2024

DE VICTORIAS Y DERROTAS

Alfredo Castillo<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Alfredo Castillo*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Para mi querido José Antonio Mata

Tuvieron que pasar 20 años para que en una final de Roland Garros no apareciera el nombre de Roger Federer, Rafael Nadal o Novak Djokovic. En estos 20 años, sólo una vez ganó alguien diferente a ellos: Stan Wawrinka a Novak Djokovic en 2016. Pero este 2024 ha sido realmente el año del cambio generacional, cuando en Australia se impuso el italiano Jannik Sinner, nuevo número uno del ranking mundial a partir de este lunes, y ahora en París se hizo vencedor el español Carlos Alcaraz.

Para lograr esta faena, el murciano tuvo que derrotar en cinco sets en la semifinal al italiano Sinner y en la final, requirió también de otros cinco sets para vencer al alemán Alexander Zverev, quien dicho sea de paso, a sus 27 años todavía no puede ganar un Grand Slam, no obstante que desde hace diez años se dijo que era el siguiente fenómeno del tenis mundial. Lo hecho por Zverev es muy meritorio, ya que hace dos años tuvo una grave lesión que puso en riesgo su carrera y lo tuvo inactivo durante meses, teniendo que volver a competir sin un buen ranking, lo cual ocasionó que tuviera que enfrentarse durante meses a los mejores tenistas del mundo en las primeras rondas, y no en las últimas instancias como era propio de un tenista que estaba en los primeros lugares del ranking mundial hasta antes de su lesión.

Esta misma circunstancia le cobró factura a Rafael Nadal en toda su gira de arcilla, incluyendo el propio Roland Garros, en donde en primera ronda le tocó enfrentarse al propio Alexander Zverev quien venía de ganar el Masters 1000 de Roma. No contento con tener que enfrentarse en la primera ronda al número cuatro del ranking mundial, Nadal tuvo que hacerlo en las condiciones más desventajosas para su juego: en su estadio techado por la lluvia y con frío, algo que impide que la pelota le corra más, situación que, por supuesto, le terminó pasando factura.

¿Qué hubiera pasado con un Rafael Nadal con su ranking habitual dentro de los primeros del mundo? Primero que nada se hubiera evitado a Zverev y a cualquier otro de este calibre hasta la instancia de cuartos de final. Para ese entonces habría recuperado el matchplay que le hacia falta por tanta inactividad, y hubiera llegado el sol y el aire libre que tanto le favorece a su juego, porque el buen clima llegó hasta la segunda semana del torneo.

Nadal pagó ahora el costo de lo que padecieron durante 20 años todos sus rivales: tener que enfrentarlo en la primera o segunda ronda en un torneo y, por ende, tener que regresar a casa antes de tiempo. La derrota de Nadal contra Zverev en primera ronda, constituyó apenas su cuarto revés en casi 20 años de trayectoria, algo que será irrepetible para cualquier otro tenista en la historia de Roland Garros.

Aunque es un consuelo banal, Rafa podrá “presumir” que sus vencedores en las únicas cuatro ocasiones en las que perdió, dos llegaron a la final del torneo (Zverev y Soderling) y el otro se agenció el título: Djokovic en 2015 y 2021.

Por lo que toca al campeón, Alcaraz se convirtió en el tenista más joven en ganar en tres superficies diferentes en un Grand Slam, ya que Federer y Djokovic tuvieron el gran inconveniente de Nadal en la arcilla; sin embargo, Alcaraz ha logrado imponerse en las canchas duras del US Open, en el pasto de Wimbledon, así como ahora en la arcilla parisina de Roland Garros.

Aunque es también el tenista más joven en tener tres Grand Slam, se ve muy difícil , por no decir que casi imposible, que “Carlitos” pueda repetir la hazaña de Federer, Nadal o Djokovic de ganar 20 o más Grand Slam. A su corta edad, el español se ha perdido ya varios torneos por lesión, algo que no debería suceder en un joven de 21 años. Se podría entender en el caso de un Djokovic de 37 años o un Rafa de 38, pero no en alguien tan fuerte y con tanto futuro por delante como Alcaraz.

En el caso del serbio fue lamentable ver que se tuviera que retirar del torneo por lesión; sin embargo, como lo comenté en columnas anteriores, Djokovic no es el del año pasado. Citando al brillante analista deportivo de artes marciales mixtas de Fox Sports, Mario Delgado, a Nole le ha pasado como a los boxeadores “De una pelea a otra se puede a veces reconocer el principio de una tendencia hacia abajo, que cuando comienza el declive es imposible contenerlo, el cuerpo cambia y no hay forma de regresar a la forma anterior.”

Lo dije por primera vez en marzo cuando perdió en Indian Wells, puede ser el comienzo de su ocaso. En Montecarlo se vio exhausto físicamente y en Roma fue por primera vez evidente que le habían dejado de tener pavor al enfrentarlo. Ahora en Roland Garros, tuvo dos partidos seguidos de cinco sets, de un enorme desgaste físico y mental. El primero, ante Lorenzo Musetti en donde además tuvo el inconveniente de terminar hasta las tres de la madrugada del día siguiente, sólo para que en su siguiente partido, los organizadores lo programaran de día, con un sol sofocante y obvio con menos tiempo de descanso o recuperación.

Aunque volvió a vencer en este nuevo partido a cinco sets, en esta ocasión al argentino Cerundolo, Djokovic terminó pagando la factura de tanto esfuerzo. Un día después de esta épica victoria, el serbio anunció que tenía roto un menisco de la rodilla y que tendría que pasar por el quirófano para poder regresar a las canchas.

Esta operación seguramente lo ha dejado fuera ya de Wimbledon, por lo que no podrá defender la final del año pasado. La gran interrogante es si podrá competir en los Juegos Olímpicos de París de este verano, algo que en principio suena también poco probable. Muchos analistas deportivos dicen que es el único palmarés que le falta para poder decir que en su carrera ganó todo.

En lo personal creo que ha ganado todo, porque la medalla olímpica no es referente para poder compararlo con un Grand Slam. De entrada no se juega a tres de cinco sets, el evento acontece una sola vez cada cuatro años, y siempre se termina empalmado con la preparación para un Grand Slam o con la conclusión de uno de éstos, lo cual para alguien que suele ganarlos, por supuesto que le afecta.

Recordemos a Djokovic viajando para jugar en las canchas duras de Tokio, con un cambio de horario terrible, después de ganar en el pasto de Wimbledon, cuando además venía de ganar en la arcilla de Roland Garros un mes atrás. Seguramente si esos Juegos Olímpicos se hubieran jugado en Atlanta en lugar de Tokio, y Nole no hubiera tenido el desgaste de ganar dos Grand Slam previos, Djokovic lo habría ganado sin problema.

Ahora sólo nos queda esperar a Wimbledon. Y por primera vez también en más de 20 años vamos a tener una final sin Federer, Nadal o Djokovic, en donde los favoritos serán los dos ganadores del Grand Slam de este año: Jannik Sinner y Carlos Alcaraz. No veo a otro alzando el trofeo de campeón. Así de fácil.

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Guillermo Hurtado