El inminente adiós de Nadal y el no tan lejano de Djokovic

DE VICTORIAS Y DERROTAS

Alfredo Castillo*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Alfredo Castillo
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Para mi querido Daniel Goñi.

Esta semana nos tocó ver algo insólito en el Masters 1000 de Roma que presagia dos hechos para este año: el primero: el inminente adiós de Rafael Nadal; el segundo, el fin de la era Djokovic como el amo y señor del tenis.

En el caso de Rafael Nadal, aunque le queda el Abierto de Francia y los Juegos Olímpicos de Paris, ambos a desarrollarse en el mismo complejo tenístico sobre polvo de ladrillo, el poseedor de 14 Roland Garros y 81 victorias consecutivas sobre esta superficie, no pudo ganar más de dos partidos seguidos en toda su gira de arcilla.

A sus casi 38 años, Rafael Nadal le da instrucciones a un cuerpo que ya no le hace caso, que ya no puede más. Su partido de esta semana ante el polaco Hubert Hurkacz en el Masters 1000 de Roma, sólo hizo evidente que el español ya no tiene las aptitudes físicas para ganar un torneo de este nivel. Como gira de despedida, y por el cariño de un público que se le sigue rindiendo en cada presentación ha valido la pena, pero para un guerrero de 22 Grand Slams, debe ser muy difícil tener que ceder ante rivales que hace un par de años, no le representaban el menor obstáculo.

¿Debió retirarse en el pináculo de su carrera, cuando ganó su décimo cuarto Roland Garros en 2022? En retrospectiva tendríamos que decir que sí, pero creo que es condición del ser humano, y más de un luchador como Nadal, no rendirse jamás. En la memoria colectiva podríamos citar a un sinfín de boxeadores que terminaron retirándose sólo cuando fueron noqueados en los primeros rounds, cuando en el pasado hubiera sido imposible que perdieran y menos bajo esas circunstancias.

Lo mismo ha pasado con futbolistas que pasaron de ser buscados por los mejores equipos del mundo ha quedarse en la banca en conjuntos de menor categoría; beisbolistas que triunfaron en las Grandes Ligas y terminaron sus carreras en ligas locales de sus propios países, y así podríamos citar en prácticamente todas las disciplinas deportivas.

Rafael Nadal aún retirado seguirá siendo referente como lo es hoy Roger Federer para los siguientes diez años como mínimo. La Academia de Tenis Rafael Nadal se ha consolidado cuando tenistas de la talla de Alex de Miñaur o Casper Ruud asisten a sus instalaciones a entrenar. La presencia permanente de Toni Nadal en dicha Academia también le ha dado un prestigio por encima de muchas otras que llevan años tratando de construir un legado.

Puedo imaginarme perfecto a Rafa Nadal entregando el trofeo de Roland Garros en los próximos años, teniendo el palco de honor en cualquier Grand Slam que se presente como espectador, analista o invitado especial. Haciendo exhibiciones o siendo embajador de causas altruistas por todo el mundo. Alguna vez un Ministro de Deportes de España me dijo que si Rafael Nadal quisiera, ganaría cualquier elección popular en la que participara. En pocas palabras no tiene límite u obstáculo para nada fuera de una pista de tenis. El dolor o reto está sólo en donde se le dio todo: la cancha.

El caso de Djokovic tiene un tratamiento aparte. Hace algunas columnas referí que su derrota en Indian Wells podría ser el principio del fin de su reinado. Sostuve que no fue un mal día, sino que había llegado la hora en donde los jugadores le habían perdido ya ese respeto abrumador que les hacía entrar prácticamente derrotados a la cancha.

En Mónaco se le vio fatigado y ganando con mucho esfuerzo cada uno de sus partidos. Ayer en Roma fue superado por un tenista latinoamericano que si bien es cierto jugó el partido de su vida, también lo es que mucho fue por saber que Novak ya no era el gigante del año pasado.

Y aunque los medios y el propio Djokovic refieran que tuvo que ver algo el incidente en donde fue golpeado por un termo metálico con agua que le cayó en la cabeza al firmar un autógrafo, lo cierto es que no ha ganado todavía un torneo en este 2024.

Cuando Djokovic ganó Australia, Roland Garros y el US Open en 2023, logrando su vigésimo cuarto Grand Slam, los analistas del tenis pronosticaron que podría llegar incluso a los 30. Con un físico envidiable, practicante de yoga, meditación, con dietas estrictas tipo Cristiano Ronaldo, con una mentalidad implacable y la experiencia de haber ganado tantas finales durante casi dos décadas, eran argumentos más que suficientes para que nadie lo pusiera en duda, inclusive tomando en consideración su edad (está a días de cumplir 37 años).

Sin embargo, el 2024 ha sido la otra cara de la moneda. Pensar en un retiro suena impensable hoy para el serbio, sobre todo porque este año pareciera estar reservado para Nadal. Pero derivado de lo que ha sucedido este año, de su rol como padre y el propio cansancio de tantos años teniendo que demostrar que es el mejor del mundo, no me sorprendería en lo absoluto que el 2025 sea ahora la gira del adiós para Novak Djokovic.

Lo único que podría romper con este pronóstico sería que ganara al menos un Grand Slam, pero si tuviera que apostar en estos momentos por ello, diría que sólo le veo posibilidades en Wimbledon, y eso depende de que tanto se quiera preparar para los Juegos Olímpicos de Paris, único palmarés que no ha ganado por la dificultad de estar en tu mejor momento en una coyuntura que sólo se da cada cuatro años, y que casi siempre coincide en fechas con la cercanía de un Grand Slam.

Como última reflexión, valdría la pena añadir que los dos dignos sucesores de Rafael Nadal y Novak Djokovic, que serían en este caso Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, los dos no pudieron jugar el Masters 1000 de Roma por estar lesionados y se duda que puedan llegar en su mejor nivel a Roland Garros. Si dos jóvenes de 21 y 22 años no han podido mantenerse sanos y apenas estamos en mayo, que podemos esperar de dos gigantes de 38 y 37 años que cuelgan bajo sus espaldas más de 20 años de estarse enfrentando a los mejores tenistas del mundo.