“Nunca se miente tanto como antes de las elecciones”
Bismarck
L a propuesta del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de reformar o desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE) ha generado una serie de críticas a favor o en contra; muchas veces asumen posturas radicales, algunos hablan como si el INE fuera un organismo inmaculado o, por el contrario, como un nido de corrupción y antidemocrático, lo cual considero que no es ni lo uno ni lo otro.
El INE tiene su origen en lo que fuera el Instituto Federal Electoral (IFE), creado en 1990, y dependiente de la Secretaría de Gobernación, que en su momento fue criticado por su falta de autonomía, por lo que se reformó en 1996, convirtiéndose en un organismo autónomo, integrado por nueve consejeros, con un consejero presidente, habiéndose nombrado a José Woldenberg, quien venía de la izquierda mexicana, en la cual militó hasta 1991. Hay que señalar que cada consejero fue propuesto por alguno de los diferentes partidos, PRI, PAN y PRD, y cada uno respondía en mayor o menor medida a dichas propuestas.
Este primer IFE autónomo fue duramente criticado en la elección presidencial del año 2000 por los financiamientos ilícitos que recibieron los candidatos Vicente Fox, a través de la asociación denominada Amigos de Fox, mientras que Francisco Labastida, por medio del Sindicato de Petróleos Mexicanos, lo cual podía significar la nulidad de la elección, pero únicamente resolvieron establecer costosas multas.
En el año 2003, bajo el gobierno de Vicente Fox, fueron nombrados los nuevos consejeros, siendo designado como presidente del IFE Luis Carlos Ugalde, quien fuera criticado por su relación con la maestra Elba Esther Gordillo, y a quien le tocó resolver la elección Presidencial del 2006, en la que resultó ganador Felipe Calderón con apenas una diferencia del 0.56% sobre AMLO, quien a su vez, desconoció el resultado de la elección, y exigió el recuento de los votos, lo que nunca se produjo.
En el 2014, el IFE fue transformado en INE para tratar de homologar los estándares y procesos electorales entre las elecciones locales y federales, para que de esta forma garantizara una mayor calidad en la organización de las elecciones; no obstante, ha tenido muchas críticas por sus resoluciones, sobre todo en las elecciones en los estados, donde los gobernadores apoyan abiertamente a sus candidatos sin que haya un verdadero control en el financiamiento de las campañas.
En realidad los nombramientos de los consejeros del INE, y antes del IFE, nunca han sido totalmente transparentes y han respondido a las negociaciones entre los partidos, cada Consejo nombrado ha portado los colores de los partidos que patrocinaron sus nombramientos, lo que les resta autonomía; sin embargo, han garantizado, en gran medida, unas elecciones democráticas, sobre todo cuando el ganador triunfa por un amplio margen, el problema es cuando el margen es mínimo.
Por lo anterior, puedo entender que se quiera reformar una vez más al INE, pero no considero que la forma propuesta por medio de una elección popular sea la correcta. Los candidatos deberán ser apoyados por los partidos, con ello lo único que podemos esperar, como hoy están las preferencias electorales, es que Morena imponga sus candidatos, con ello, le restará la poca independencia que hoy tienen los consejeros, una reforma sí, pero no para retroceder.