La deconstrucción del Poder Judicial

ANTINOMIAS

Antonio Fernández*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Antonio Fernández
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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(Segunda parte)

Partiendo de la premisa de que el Poder Judicial necesita reformarse, y que parece inminente su reforma, lo primero que se debe de tener en cuenta para una exitosa reforma, es conocer las fallas que hoy se tienen, y una vez identificadas, se debe de trazar la ruta a seguir, y señalar los puntos vitales de la propuesta de reforma.

Por el discurso del Presidente AMLO sabemos que lo más importante para él es erradicar la corrupción, y para lograrlo, se tienen que identificar cuáles son las fuentes que alimentan hoy esa corrupción. A partir de ahí se deben de elaborar las reglas que eviten se reproduzca la corrupción en los próximos juzgadores, estableciendo mecanismos anticorrupción.

La segunda premisa consiste en saber, qué características se requieren para los nuevos juzgadores. Esta cuestión es de vital importancia, una vez teniendo las reglas claras, se debe de seleccionar a los mejores perfiles por su capacidad y por su calidad moral para que sean electos, esto ayudará a evitar los actos de corrupción. Para lograrlo, es importante que los candidatos pasen los filtros preestablecidos, que eviten la llegada de personas de dudosa reputación.

Por todo lo anterior, más allá del parlamento abierto que se anunció, el cual sólo servirá para escuchar y no para debatir, y que parece sólo una concesión a sus críticos, pero que no tendrá ninguna repercusión en la propuesta de reforma, por ello, es mejor trabajar seriamente en la elaboración de las nuevas normas que regirán a los juzgadores y evitar caer en los mismos vicios que hoy se tienen.

Otra cuestión que ha generado grandes críticas, se refiere a la elección abierta de los juzgadores, pues se ha señalado que ganarán los candidatos que se encuentren patrocinados por los partidos políticos, o por los empresarios o por los cárteles del crimen organizado, poniendo en riesgo la impartición de justicia, incluso más allá de la corrupción, se pone en riesgo la independencia del Poder Judicial, en virtud de que un Poder Judicial sometido dejaría de ser un poder, se perdería el principio de la división de poderes, la cual es la base de la república.

Tomando en serio las dos cuestiones primordiales, como son: la elaboración responsable y minuciosa de las nuevas normas para regular la actividad de los juzgadores, y el establecimiento de filtros rigurosos para el acceso de los candidatos a juzgadores, sólo así se podrá garantizar que los nuevos juzgadores cuenten con las herramientas y las normas necesarias para su buen desempeño.

El riesgo de no establecer los mecanismos antes expuestos, sería mayúsculo, pues en lugar de obtener un mejor sistema jurídico y mejores impartidores de justicia, se puede caer en un caos que produzca una zona gris normativa y una mayor corrupción, por ello, la Presidenta electa debe de tener mucho cuidado en cómo se nombran a los nuevos juzgadores y cómo se estructura el nuevo Poder Judicial, pues será ella la que tenga que gobernar con ese nuevo Poder Judicial, para bien o para mal.

Por otra parte, se encuentra una institución muy importante en la impartición de justicia, como es el Ministerio Público y la Policía de Investigación, en donde hoy impera el caos y la corrupción, y es ahí donde nace el problema sistémico de la falta de justicia en nuestro país, el cual debe de ser materia de otra gran reforma.