Ser maestro, una profesión en crisis

ANTINOMIAS

Antonio Fernández*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Antonio Fernández
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

“Es el supremo arte del maestro despertar la curiosidad en la expresión creativa del conocimiento”

Albert Einstein

El día 15 de mayo se celebra el Día del Maestro, y no debe de ser cualquier día, pues son ellos los que nos han formado en una gran medida, se convierten en modelos a seguir, desde que somos pequeños nos muestran su paciencia y nos enseñan las primeras letras, las palabras y el poder formar oraciones, los números y de ahí las sumas y restas etc., nos dirigen los primeros pasos hacia el conocimiento fuera de la familia. 

La historia de la humanidad está escrita por grandes maestros, que desde la antigüedad han existido y han formado a los gobernantes, entre muchas otras personas, así tenemos a Confucio en China, en el siglo V a.C.; a Sócrates, en Grecia en el siglo IV, a.C.; a Leonardo da Vinci, en Italia, en el siglo XIV, d.C., hasta llegar al siglo XX con Albert Einstein, quien con sus descubrimientos aceleró el desarrollo de la humanidad.

En México, también han existido grandes maestros, uno de ellos fue Justo Sierra, conocido como “el maestro de México”, estuvo al frente de la Secretaría de Instrucción Pública, se le atribuye la fundación de la Universidad de México, posteriormente UNAM; también tenemos a José Vasconcelos, sin duda uno de los grandes transformadores de la educación en nuestro país; dentro de la ciencia se encuentra Mario Molina, premio Nobel de Química en 1995.

Como se puede ver, podemos enumerar un gran número de maestros famosos, pero la gran mayoría de nuestros maestros no son personajes públicos, se quedan en nuestros recuerdos personales, y muchos de ellos no lo saben, pero nos dejaron una impronta que nos motivó a ser lo que hoy somos, esos seres anónimos han formado generación tras generación de los profesionistas de nuestro país, muchos sin un salario respetable, con una vida modesta y dedicada a la enseñanza, por lo que merecerían una mejor calidad de vida.

En los casi 30 años que llevo impartiendo clases, considero que la pandemia de Covid fue el acontecimiento más grave en la historia reciente que cambió la educación, además de que se venía germinando un cambio en la estructura de los estudiantes, pero que la pandemia lo aceleró, y se refiere a que un porcentaje importante de los estudiantes hoy en día estudian muy poco o casi nada, aunado a las grandes deficiencias de conocimiento y de razonamiento, provocadas por el aislamiento y las clases impartidas durante dos años por medios remotos.

No obstante lo anterior, además, muchos de los jóvenes universitarios sólo quieren una calificación aprobatoria a como dé lugar, en muchos casos, son arrogantes y prepotentes, exigen que no se les repruebe, ven al profesor como un ser a su servicio, pero hay una distorsión en su empoderamiento, pues son profundamente inseguros y al mismo tiempo exigentes para recibir todo de la forma fácil y rápida, no ven en la educación una forma para alcanzar el éxito profesional, no se preocupan por el futuro, el cual está a la vuelta de la esquina, además que muchas universidades los miman y los ven sólo como una fuente de ingresos, por ello tenemos que propugnar, tanto los maestros como los padres, por una educación de calidad, para tener un mejor futuro.