El primer dilema

ANTINOMIAS

Antonio Fernández*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Antonio Fernández
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La historia nos señala que fue en Atenas, en el siglo V a.C., donde se implementó el derecho a votar para elegir a los gobernantes, lo que se llamó la democracia directa, en la cual los varones libres podían participar en la toma de decisiones políticas, sin que las mujeres, esclavos y extranjeros tuvieran ese derecho.

Sin embargo, fue hasta la Revolución Francesa, a finales del siglo XVIII, que la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 proclamó los principios de igualdad, y ciertos derechos políticos, como el de votar para elegir a sus gobernantes, pero limitado a hombres que tuvieran capitales suficientes para ser considerados electores.

En Estados Unidos, en la Constitución de 1787, otorgó ciertos derechos a votar, pero fue regulado de forma local por los estados; sin embargo, este derecho sólo lo tenían los hombres blancos, con propiedades, y fue hasta finales del siglo XIX que se permitió el voto general a todos los hombres blancos, y en 1870 se les permitió a los afroamericanos poder votar.

En nuestro país el derecho a votar fue regulado por primera vez en la Constitución de 1857, pero de forma muy restringida, sólo para los hombres con propiedades y cierta educación. En la Constitución de 1917 se reguló en forma general para todos los hombres mayores de edad, y fue hasta el año de 1953 que se otorgó el voto a las mujeres.

Desde la década de los años 20 y hasta el año 2000 reinó la hegemonía del PRI. El votar fue un mero trámite, siempre ganaba el candidato del partido oficial, y fue hasta el año 2000 que ganó el candidato de otro partido (PAN), y desde entonces es que hay alternancia, regresando en el año 2012 el PRI y en el 2018 ganó por primera vez Morena, y el próximo 2 de junio habrá nuevas elecciones.

Se ha escrito mucho sobre la obligación de ir a votar, sobre todo por la polarización social que existe, y se promueve la idea de que la vida nos puede cambiar de acuerdo con quien gane. Yo recuerdo ese año 2000, cuando ganó Vicente Fox, quien prometió acabar con el PRI.

Y posteriormente, que en el 2012, ganó Enrique Peña, con el eslogan de ser el nuevo PRI. Así llegamos al año 2018, cuando ganó Morena.

En el actual proceso la mayoría de los jóvenes aún no decide si van a votar, y tampoco saben por cuál candidato, en virtud de que no les interesa o lo ven intrascendente.

Ante la indecisión, considero que la mejor decisión es salir a votar. Es más probable arrepentirse de no votar que de haber votado, y bajo esa premisa hay que salir a votar. Ustedes decidirán por quién, pero no se pierdan el derecho de votar, y si es por primera vez, nunca lo olvidarán, vamos a votar.