Rápida, aunque salga mal

ANTINOMIAS

Antonio Fernández*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Antonio Fernández
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La frase popular, “rápido, aunque salga mal”, es perfectamente aplicable a la reforma judicial que se está preparando para que sea aprobada en los primeros días de septiembre, una vez que tomen protesta los nuevos legisladores, que al haber obtenido la supermayoría y con tres votos, de los cuales ya tienen dos, Morena tendrá los votos necesarios para reformar la Constitución.

El problema no es que se apruebe la reforma judicial, la cual es necesaria, pues nuestro sistema judicial hace agua desde siempre, situación que ha empeorado en los últimos años, el problema es la prisa con la cual se pretende aprobar, sin realizar un estudio profundo para conocer la mejor forma de implementarla, de esta forma no puede salir un mejor Poder Judicial al que hoy tenemos, si no por el contrario, se corre el riesgo de que sea peor.

Como profesor de la carrera de derecho, puedo vislumbrar que, al quitar el requisito de la edad mínima y los años de experiencia para poder ser juez, es un absurdo, pues los jóvenes que hoy están terminando su licenciatura no tienen la preparación ni la madurez para asumir el cargo de juez, que implica una gran responsabilidad, un profundo conocimiento e incluso, en materia penal, significa poner en riesgo su vida.

La reforma judicial que necesitamos urgentemente no puede elaborarse sobre las rodillas, si queremos buenos resultados debe realizarse un análisis profundo para detectar dónde están las fallas en el actual sistema judicial, establecer un cambio de paradigma y seleccionar, dentro de los actuales jueces, cuáles deben permanecer y quiénes deben retirarse, con base en su capacidad, experiencia y honestidad, pues, como en muchas profesiones, para ser juez no se puede improvisar, para dictar una sentencia necesita expertís, conocimiento y una buena argumentación con base en el conocimiento profundo de la ley.

Dentro de la reforma judicial que se pretende aprobar, han sumado una nueva propuesta, la cual es muy interesante, como son los jueces sin rostro; es una figura que surgió durante los peores años de Italia, en la década de 1980, después del asesinato del juez Rocco Chinnici, en julio de 1983, y para proteger la identidad de los jueces que resolvían casos contra la mafia, se decidió mantener su identidad oculta. Posteriormente, se han establecido en Colombia, Brasil y Perú, habiendo generado críticas a su función, por ello en México, aunque la propuesta es interesante, para que tenga éxito debe implementarse cuidadosamente y no de pronto.

En nuestro país los legisladores están acostumbrados a sacar las cosas importantes de forma urgente, sin tomar en cuenta que los problemas de fondo no se pueden resolver de esa forma, como muestra de ello, tenemos las 750 veces que se ha reformado la Constitución Política y que, a pesar de ello, hoy es un cúmulo de contradicciones.

La reforma judicial para que sea integral debe de pasar por reformar también al Ministerio Público, el cual no forma parte de los tribunales, debe realizarse con calma, con un estudio serio y profundo, deben establecerse los mecanismos para evitar la corrupción, y la mejor forma de acceso, por ello, el nuevo Gobierno no puede correr el riesgo de aprobar la reforma como hoy se está realizando si de verdad quiere cambiar la cara de la justicia en México.