La trascendencia de la firma del compromiso por la paz

ANTINOMIAS

Antonio Fernández<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Antonio Fernández*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

La Iglesia católica mostró su poder de convocatoria al reunir a los tres aspirantes a la Presidencia de la República para firmar el llamado “Compromiso por la Paz”, el cual contiene 117 iniciativas tendientes a reducir la violencia e inseguridad en nuestro país.

Cada uno de los candidatos señalaron la importancia de la firma, sin embargo, Claudia Sheinbaum manifestó que firmaba bajo protesta, pues está en desacuerdo con varios de los puntos, y presentó un documento anexo en el cual indica sus observaciones al acuerdo firmado, defendiendo con ello los resultados en materia de seguridad del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, como era de esperarse.

Los acuerdos fueron elaborados por 50 expertos en materia de seguridad y violencia, quienes crearon una base de siete acciones, partiendo de reconocer que el nivel de violencia que se vive actualmente es intolerable.

La primera acción es reconstruir y fortalecer el tejido social, en virtud de que ha sufrido durante los últimos 18 años un proceso de degradación, se ha perdido el sentido de pertenencia, se han destruido los mecanismos de control y sanción social, para ello se requiere fortalecer a los municipios, proporcionando a las autoridades locales las capacidades, funciones y conocimientos necesarios para articular programas de participación ciudadana.

La segunda acción se refiere a la seguridad. Se debe crear un programa para reducir la violencia, con mecanismos para garantizar la justicia, la reparación del daño y el acceso a la verdad, implementar programas de capacitación policial, y el Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica.

La tercera se refiere a la justicia, en virtud de que la mayoría de los mexicanos no tiene acceso a ella, los procesos judiciales son largos y costosos, se requiere fortalecer la autonomía del Ministerio Público, y promover los medios alternativos de solución de controversias.

La cuarta es en materia de cárceles, implicando una reforma al sistema penitenciario, para retomar el control de las prisiones, evitando la corrupción y los privilegios, estableciendo las condiciones necesarias de humanidad.

La quinta acción toca el tema de los adolescentes, reconociendo que se tiene una deuda con ellos, por lo que se requiere que la calle sea segura, la educación de calidad, promoviendo espacios para la sana convivencia, libres de discriminación y violencia.

La sexta trata de la gobernanza, en virtud de que México se debate entre un modelo de gobernanza criminal y uno de gobernanza democrática. Se debe de garantizar la supremacía de la ley, apegados al Estado de derecho, proteger y fortalecer a los organismos autónomos.

La séptima acción se refiere a derechos humanos, establecer mecanismos para proteger a las mujeres, a las personas en movilidad, establecer mecanismos de coordinación entre las diversas instituciones de seguridad y de derechos humanos.

Desde luego que la firma del “Compromiso por la Paz” representa un reconocimiento del alto índice de violencia, de degradación social, corrupción, y el fracaso del programa de Gobierno en materia de seguridad e impartición de justicia. Quedan claros los problemas existentes, pero no así las posibles soluciones. Hay que esperar que quien llegue a la Presidencia de la República los honre, de lo contrario sería muy grave su incumplimiento, considerando que la sociedad ya no lo puede tolerar.

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