La responsabilidad del poder

ARISTAS

Antonio Michel Guardiola*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Antonio Michel Guardiola
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Una victoria avasalladora como la de Sheinbaum, superior incluso a la de López Obrador en 2018, conlleva una serie de oportunidades y retos. El 60% de los votos, prácticamente la mayoría calificada en ambas cámaras y 24 de las 32 entidades de la República representan un poder no visto desde el dominio del PRI del siglo pasado. Pero ese triunfo no sólo se lo dieron los votos, sino también grupos de poder. La prueba más grande de Sheinbaum será marcar su propia línea sin divergir de la que le dio la victoria. 

El amplio espacio de maniobra política que tendrá Sheinbaum supera al de AMLO, lo cual le permitirá concluir proyectos pendientes de su predecesor e impulsar nuevos proyectos que concreten la 4T. Los principales grupos de poder, desde los empresarios, las cámaras industriales, los campesinos y los mismos partidos políticos de oposición respaldaron a la candidata de Sigamos Haciendo Historia. Claudia no sólo debe lealtad a quienes la apoyaron, sino también a otros intereses y exigencias.

No es casualidad que, tras la caída inmediata del peso, Sheinbaum haya salido a “calmar a las masas” y a tratar de prometer una moderación en el Plan C y las reformas por venir. La fortaleza del peso es uno de los factores que sumó a la popularidad de este Gobierno y que ayudó a que crecieran las inversiones y las grandes empresas en el país. Los empresarios exigirán una economía estable, lo cual será difícil con el agujero fiscal que se hereda.

La continuidad de los programas sociales y la supervivencia de algunas instituciones serán parte del legado que le dejará el Presidente a su sucesora, pero que serán difíciles de sostener. El aumento en el déficit, el impulso a los beneficios de los programas, el endeudamiento creciente y los proyectos de infraestructura requerirán ajustes fiscales, vía recortes o aumento de impuestos, que tampoco agradarían a algunos votantes.

El otro gran reto para Sheinbaum es la inseguridad en el país. Un sexenio violento cierra también con una mejor percepción de la población sobre la seguridad. Será necesario que el nuevo Gobierno aminore las riñas entre los grupos del crimen organizado, que invierta en un sistema de seguridad que fiscalice los delitos, dé seguimiento a los casos y sancione a quienes los cometen.

Finalmente, el tema de salud será de vital importancia. La Megafarmacia, el IMSS-Bienestar y el sistema de salud de Dinamarca que prometió AMLO ganaron mucha popularidad y crearon altas expectativas por parte de la población. Esa esperanza no es perenne, debe sostenerse en acciones que hagan cumplir sus promesas.