Arturo Damm Arnal

Adam Smith (2/5)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

En el título del libro de Smith, Una investigación sobre de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, encontramos dos preguntas:

¿En qué consiste la riqueza? y ¿cuáles son sus causas?, y una afirmación: todas las naciones pueden enriquecerse.

Ya vimos que la riqueza no consiste en el dinero, sino en los bienes y servicios con los que satisfacemos nuestras necesidades, la mayoría de los cuales deben producirse, lo cual nos lleva a la segunda pregunta, la referente a las causas, en plural, de la riqueza, de la producción de satisfactores.

Las causas de la riqueza, en el pensamiento de Smith, se sintetizan en “el sistema natural de perfecta libertad y justicia” (p.596), por el cual cada uno, siempre y cuando al hacerlo no viole derechos de terceros, podrá hacer lo que más le convenga. No lo dijo con estas palabras, pero la idea es suya: los tres elementos del sistema natural de perfecta libertad y justicia, son libertad individual, propiedad privada y responsabilidad personal.

Muchos son los párrafos en los que Smith habla de las causas de la riqueza, de la producción de bienes y servicios, y resulta imposible citarlos todos en este espacio (el tema da para escribir un libro), pero vale la pena comenzar por la siguiente afirmación, que sintetiza el pensamiento de Smith respecto al sistema natural de perfecta libertad y justicia: “El establecimiento de la justicia, la libertad y la igualdad más perfectas es el muy sencillo secreto que asegura eficazmente la máxima prosperidad…” (p. 652). O esta otra: “Poco más es necesario para llevar a un Estado a su máximo nivel de opulencia, desde el más bajo barbarismo, que la paz, bajos impuestos y una tolerable administración de justicia: el resto lo traerá el curso natural de las cosas”.

Smith no lo llamó así, pero a lo que se refiere con el sistema natural de perfecta libertad y justicia, es a la economía de mercado en el sentido institucional del término, que son aquellas economías en las que, ya siendo de mercado en el sentido literal del término (aquellas en las que el intercambio es la actividad económica central, de tal manera que se produce para vender y se compra para consumir), los derechos de los agentes están plenamente reconocidos, puntualmente definidos y jurídicamente garantizados, derechos que son, a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, para demandar, comprar y consumir, y a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder producir, ofrecer y vender, y sobre los ingresos necesarios para poder demandar, comprar y consumir, economía de mercado en el sentido institucional del término que es Estado de Derecho.

Afirma Smith: “Al quedar en consecuencia descalificados todos los sistemas de preferencia (el gobierno otorgando privilegios)1 o restricción (el gobierno prohibiendo actividades)2, el sencillo y obvio sistema de la libertad natural se impone por sus propios méritos. Toda persona, en tanto no viole las leyes de la justicia (no viole derechos)3, queda en perfecta libertad para perseguir su propio interés a su manera y para conducir a su trabajo y su capital hacia la competencia con toda otra persona o clase de persona” (pp. 659, 660).

En el sistema natural de perfecta libertad y justicia, ¿qué papel juega el gobierno?

Continuará.

1 Paréntesis mío.

2 Ídem.

3 Ídem.