Arturo Damm Arnal

De la autonomía (4/5)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Que el banco central sea autónomo es importante, sobre todo cuando las finanzas gubernamentales son deficitarias, porque se prohíbe el crédito primario del banco central al gobierno federal y, por lo tanto, una mayor inflación.

Antes de tocar el tema, creo conveniente comentar lo que se conoce como política monetaria moderna, que de moderna tiene poco, ya que data del siglo XIX, propuesta por el economista alemán Georg Friedrich Knapp (1846 - 1926, autor de la Teoría estatal del dinero, publicada en 1905), pudiendo considerarse un antecedente del keynesianismo (por el economista inglés John Maynard Keynes, 1883 - 1946, quien en 1936 publicó La teoría general del empleo, el interés y el dinero). La principal tesis de la política monetaria moderna es que los gobiernos que producen dinero, por medio de los bancos centrales, no enfrentan restricciones presupuestarias: pueden producir todo el que necesitan para gastar todo lo que quieran.

Últimamente han surgido algunos despistados que, llevando la tesis de la política monetaria moderna al extremo, afirman que un gobierno que puede, a través de los bancos centrales, producir dinero no tiene que, para financiar su gasto, cobrar impuestos, endeudarse o vender activos, propuesta que es un disparate colosal, ya que, de practicarse, ocasionaría hiperinflaciones.

Pongamos el caso del gobierno mexicano (sector público federal) en 2024, año en el que pretende gastar 9 billones (millones de millones) de pesos. ¿Qué pasaría si todo ese gasto se financiara con producción de dinero, proveniente del Banco de México? Que el aumento en la cantidad de dinero que se intercambia, que se usa para demandar bienes y servicios, sería indebido, porque la oferta de bienes y servicios, ya sea por producción interna, por importaciones, o por producción interna más importaciones, no podría aumentar en la misma proporción que la demanda agregada, dando como resultado un mayor aumento en el índice de precios al consumidor, una mayor inflación, una mayor pérdida del poder adquisitivo del dinero y del trabajo, y, resultado final, un menor bienestar de las personas lo cual, si el fin de la economía es lograr el mayor bienestar posible, es antieconómico.

Para darnos una idea de lo que significaría que todo el gasto del gobierno se financiara con producción de dinero, proveniente del Banco México, gasto que el año entrante será de 9 billones de pesos, tengamos en cuenta que en julio, lo que se conoce como M4 (billetes y monedas en poder del público + instrumentos monetarios a plazo en poder de residentes + valores públicos en poder de residentes + instrumentos monetarios en poder de no residentes), la medición más amplia de los agregados monetarios, sumó $17,049,039,841,400. Si el año entrante se financiara todo el gasto gubernamental con producción de dinero, se le sumarían $9,022,000,000,000, el 47.08 por ciento. ¡Una barbaridad!

Afortunadamente, el Banco de México es autónomo, lo cual quiere decir que el Poder Ejecutivo federal no puede obligarlo a producir dinero y dárselo para que lo gaste, lo cual no quiere decir, como vimos en el anterior Pesos y Contrapesos, y como veremos nuevamente en el próximo, que se haya acabado con la inflación, que es el más inequitativo de los impuestos, porque les quita más a quienes menos tienen.

Continuará.