Afán de lucro, lo que motiva a los empresarios, dueños de empresas privadas. Intención de beneficio social, lo que motiva a los políticos, administradores de empresas gubernamentales.
¿Cómo entender el afán de lucro que mueve a las empresas privadas? Como la intención de maximizar, no solamente obtener, utilidades, en beneficio del empresario.
¿Cómo entender la intención de beneficio social que mueve a las empresas gubernamentales? Como el propósito de ofrecer al menor precio posible, en beneficio de los consumidores.
Si el desempeño de una economía debe medirse a nivel de la economía familiar, en función del bienestar de sus miembros, mismo que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que disponen, la mayoría de los cuales hay que comprar, por lo que hay que pagar un precio, parece ser que la opción correcta es la empresa gubernamental, movida por la intención de beneficio social, que se traduce en el menor precio posible, y no la empresa privada, movida por el afán de lucro y la maximización de utilidades, que se traduce en el mayor precio posible.
La semana pasada, hablando de la contrarreforma eléctrica, AMLO preguntó: “¿Quieres que la industria eléctrica vuelva a ser manejada por la CFE, que es una empresa pública, que no tiene fines de lucro, o quieres que la industria eléctrica la manejen particulares, empresas nacionales y extranjeras, que tienen propósito de lucro?”.
Dado que la empresa privada, movida por el afán de lucro, ofrecerá al mayor precio posible, el que permite maximizar utilidades, mientras que la empresa gubernamental, movida por la intención de beneficio social, ofrecerá al menor precio posible, el que permite solamente recuperar el costo de producción, la respuesta a la pregunta de AMLO es: “Sí, sí quiero que la industria eléctrica vuelva a ser manejada por la CFE, que es una empresa gubernamental, con intención de beneficio social, sin afán de lucro. No, no quiero que sea manejada por empresas privadas, con afán de lucro, sin intención de beneficio social”, para lo cual debe prohibirse la producción, oferta y venta de electricidad a empresas privadas, movidas por el afán de lucro, para que solamente produzca, ofrezca y venda la CFE, movida por la intención de beneficio social.
Sin embargo, parece ser que ése no es el objetivo de la contrarreforma eléctrica, ya que se pretende que la CFE genere el 54 por ciento de la electricidad y las empresas privadas el restante 46 por ciento. Cierto, pero ese 46 por ciento restante de electricidad generada por empresas privadas se le deberá vender solamente a la CFE, que será la única que ofrezca y venda a los consumidores finales. La CFE será monopsonio, única compradora, y monopolio, única vendedora.
Continuará.